A finales del siglo XVIII, en la Puerta del Sol de Madrid se construía la Real Casa de Correos ocupando un solar en el que se ubicaban unas casas de dos pisos. Un proyecto ideado por el marqués de la Ensenada y diseñado por Ventura Rodríguez con planos que se conservan en el Museo de Historia de Madrid. Con la llegada de Carlos III al trono será Jaime Marquet, francés, el arquitecto director de las obras. El edificio con una estructura organizada en torno a dos patios uno de ellos para el despacho de cartas y el otro para las caballerizas.
Cuando se instala el Ministerio de Gobernación en el edificio para garantizar la seguridad de la ciudad y la Real Casa de Postas pasó a llamarse Cuartel de Zaragoza. Será en 1847 cuando el edificio se convierta en sede del Ministerio de Gobernación. Después de la Guerra Civil el edificio se convirtió en sede de la Dirección general de Seguridad y sus sótanos eran lugar de encarcelamiento y tortura del régimen a las personas que pensaban de manera diferente políticamente. Tras la llegada de la democracia la comunidad de Madrid adquiere el edificio encargando al arquitecto Ramón Valls Navascués su remodelación. Diez años después se volverá a rehabilitar para sede de la Presidencia de la Comunidad.
En estos días que se celebran los cuarenta años de la muerte de Franco diferentes programas de televisión recordaban la época de la dictadura en nuestro país. En uno de ellos el arquitecto Luis Suarez visitaba el edificio de la Dirección General de Seguridad donde había estado tres días detenido y torturado. Miraba la placa que recordaba pomposamente la inauguración de la remodelación por las autoridades del edificio. Y preguntaba ¿No hay nada que recuerde a los cientos de personas que han sido encarceladas y torturadas en este lugar?. Porque los edificios tienen su historia y guardan las historias de las personas que han vivido en ellos.
El edificio ha sido rehabilitado y se recuerdan a quienes lo promovieron, a los que lo diseñaron y a los que lo han rehabilitado recientemente, pero sería bueno recordar a los que han vivido en él a lo largo de los siglos, a los que han mantenido viva su arquitectura, a los que han gozado y sufrido en sus dependencias. La historia de esta arquitectura en tiempos de la Dictadura es demasiado significativa como para no merecer algo que recuerde que esa parte de la historia ha sido esencial en su arquitectura. “Nuestra memoria se compone de recuerdos situacionales y espaciales, es decir de recuerdos que están ligados a lugares y acontecimientos. Además de operar como recursos memorísticos, los paisajes y los edificios son amplificadores de las emociones porque refuerzan las sensaciones de pertenencia o extrañamiento, de acogimiento o de rechazo, de tranquilidad o desesperación dice Pallasmaa. Los lugares y la mente humana, la memoria y el deseo están entrelazados.
Y por ello la rehabilitación, la conservación de los edificios debe dejar testimonio de sus orígenes, de sus cambios y modificaciones, pero sobre todo de la vida de las personas que han permanecido en ellos y de sus experiencias vitales.
DIEGO PERIS SÁNCHEZ.