En esta época, con la llegada de la primavera, en algunas personas aparecen ciertos síntomas que pueden confundirse con la depresión, y no tienen nada que ver con ella. Estos síntomas son muy variables y cada persona que los padece los describe en general como decaimiento, fatiga física y alteraciones del humor. A este fenómeno se le denomina comúnmente astenia primaveral. Las causas son variables aunque normalmente se relaciona con aspectos ambientales, los ciclos de luz, cambiados por la modificación horaria que nos corresponde todos los años y la presión atmosférica que algunas personas sufren directamente. Hay opiniones para todos los gustos, pero lo que es cierto, es que hay una relación importante entre estos factores ambientales y la disminución de producción de endorfinas que el cerebro segrega responsables del estado de placer y bienestar natural que cada ser humano potencialmente puede llegar a sentir. Parece también que las estadísticas nos muestran que algunas mujeres entre 30 y 35 años son más vulnerables a estos síntomas y tienen una mayor probabilidad en padecerla. El dolor de cabeza, fatiga muscular, trastornos del sueño, falta de apetito, alteraciones en el estado de ánimo, disminución del deseo sexual, son síntomas que los médicos de atención primaria están acostumbrados a tratar en esta época del año. Un trastorno generalizado que no se puede considerar una enfermedad, pero que a muchas personas les originan incomodidad y cierta preocupación. No es nada alarmante aunque si realmente nos llega afectar, es bueno consultarlo con el profesional adecuado con la posibilidad de ofrecernos algunas alternativas terapéuticas, e incluso, para el año siguiente, poder prevenirla, modificando algunos hábitos en nuestra forma de vida. Tan fácil como no desesperarnos, aceptar que la sintomatología es pasajera y evitar medicarnos por cuenta propia sin consultarlo con nuestro médico de cabecera. Por lo tanto, es bueno informarnos acerca de las posibilidades o alternativas si somos susceptibles de padecerla. Muchos especialistas abogan por un cambio de dieta muchos menos calórica, el consumo de frutas y verduras, actividades relacionadas con la naturaleza, una vida ordenada y evitar las cargas de stress que la vida laboral nos aporta todos los días. Por lo que el afrontamiento de estos síntomas, si somos capaces de ser pacientes y conseguir estabilizarlos en todos los sentidos, nos ayudará a minimizar los efectos de este fenómeno que normalmente es confundido con algún trastorno del estado de ánimo mucho más problemático como es la depresión, una enfermedad de más larga duración y con otro tratamiento. Nada más…
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