No nos cansaremos de repetir, que este tipo de violencia en la escuela o en el colegio es una constante entre compañeros de clase o conocidos que acuden formarse a estos centros y a no deformarse, en su comportamiento y que son el objeto de maltrato psicológico, físico o motivo de burlas y escarnios que a veces quedan invisibles a los ojos de profesores o educadores de esos centros en los que se están cometiendo estos actos que yo los llamaría delictivos. El llamado bullyng escolar es un fenómeno perpetuado en la noche de los tiempos y que se repite de manera recurrente y con muy malas consecuencias para quien los sufre de manera directa. Las causas son muy diversas, pero normalmente, siempre empieza por un cabecilla o mente calenturienta que es capaz de arrastrar a mucha gente que obedece las indicaciones de algún matarife de mente estrecha, capaz de perpetrar este lamentable comportamiento. En consulta, acuden muchos chicos, acompañados de sus padres, que sufren de esta violencia encubierta a cara de la sociedad educativa hasta que finalmente es descubierta. En algunos casos, no se toman las medidas necesarias para que no vuelva a suceder, como pasa casi siempre, el problema es pasado por alto y debido a diversas circunstancias, lo definitivo no se puede controlar. La ansiedad que padecen estos chicos es muy alta y su rendimiento escolar, baja notablemente por cuadros depresivos que no les permiten rendir correctamente. Yo me pregunto muchas veces, cuando somos diferentes a la masa, qué posibilidad tenemos de defender tal singularidad ?… Esto ocurre cuando siempre hay algo de lo que hablar, criticar, molestar y generar distorsión para debilitar la autoestima de estos chicos, que desgraciadamente son más frágiles que la de los demás. ¿No será que quién comete este tipo de maltrato, se siente inferior y quiere someter a la víctima que cree que tiene más capacidad que él?. Creo que sí, la mayoría de las veces es así y el modus operandi siempre es el mismo. La masa o el grupo fagocita a la víctima haciéndola más víctima todavía y destrozando su autoestima. Siento decir que a estas personas, por llamarlos de alguna manera, hay que apercibirlas, expedientarlas y si no hay solución, ponerlo en conocimiento de los padres y denunciar. Aunque un antiguo dicho popular dice que cuando la cuestión aprieta hay que aprender a defenderse chicos. Poner límites y después decir que ha sido en defensa propia. Los programas de reeducación y tratamientos psicológicos para chicos agresores hay que ponerlos en marcha cuanto antes. Es poco decoroso y políticamente incorrecto que un psicólogo abogue por la defensa propia, pero si estos programas no salen a la luz y no se hacen realidad, las consultas de los profesionales que nos dedicamos a esto, no daremos abasto en un futuro y las consecuencias para los sufridores ya las conocemos. Me quedo con lo anterior…. Y siempre en defensa propia!
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