El mundo de las adicciones al juego y a las apuestas vuelve nuevamente a ser un problema para una sociedad necesitada de trabajo, en general, y de un golpe de suerte que, individualmente, que pueda tapar algunos problemas que evidentemente, están presentes. Debemos tener en cuenta que no todas las personas que tienen estos comportamientos, apuestan a las quinielas, o juegan al póker se enganchen de forma compulsiva o patológica a estas modalidades, pero hay un riesgo importante en determinadas personalidades con un perfil determinado y a la vez, muy susceptible de no reconocerse en un momento determinado como ludópatas. Al hilo de lo que estamos comentando, el mundo de las apuestas se ha visto favorecido por el uso y abuso de las nuevas tecnologías, que de forma muy fácil y accesible, permiten a estas personas iniciarse en esta patología. Normalmente no suelen reconocerse como enfermos dependientes, pero la adicción está ahí, y de forma objetiva, se ven atrapados finalmente. Las terribles consecuencias tanto para ellos como para las familias son inimaginables. Ansiedad, depresión, insomnio provocado por estas prácticas a altas horas de la madrugada, ocurre con frecuencia en el jugador de póker u otros juegos de mesa tanto on line como en lugares determinados e ilegales. A nivel económico, familias cuyas economías ya de por sí no funcionaban bien, se ven obligadas a hipotecar sus ahorros por esta problemática tan improductiva. Soluciones hay muchas, primero la actitud de reconocimiento por parte del protagonista de esta película, posteriormente saldar las deudas que han sido contraídas y acudir a un buen profesional para tratar el problema. Queridos lectores, la adicción es cosa del ser humano, pero muchas veces los medios de comunicación incurrimos en el error de caer en determinado tipo de anuncios, hoy muchos relacionados con las apuestas, en el fútbol, por ejemplo, que generan esa semilla directamente relacionada con la posterior actitud de una mente débil y tremendamente influenciable. Finalmente, tengo que decir que nuestra sociedad está necesitada de un buen código ético bien elaborado, que nos haga reflexionar al respecto
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