Una emoción que nos ayuda a detectar algunos peligros, y que en muchas ocasiones es capaz de perturbarnos y producirnos angustia, ante la cual hemos inventado una conducta/s que nos permite afrontarlo, es la exposición a esa fuente de stress a la que estamos sometidos y creo que lo superamos con valentía y arrojo. El miedo ha dado origen a varios mecanismos que el ser humano pone en funcionamiento casi de forma automática y que nos hemos entrenado para ello. La capacidad para retirarse a tiempo, el ataque directo en plano defensivo, la inmovilidad o indefensión aprendida y finalmente comportamientos de sumisión u obediencia. Los individuos que somos los más miedosos del mundo, hemos asimilado este tipo de conductas totalmente defensivas o adaptativas. Llegados a este punto, hemos inventado otra: no reducir el miedo, sino actuar ante lo que estamos experimentando en ese determinado momento. Es decir, cuando el miedo nos dice que huyamos, no lo hacemos. Y es justo en esas situaciones concretas donde aparece la nueva forma de experimentarlo, dado que no se puede evitar, la solución es afrontarlo porque no nos queda más remedio o no tenemos alternativa. Por eso, el arrojo, la capacidad de afrontamiento es la virtud más valorada en una sociedad que ahora puede ser algo cobarde y fundamentalista en algunos aspectos. Aprovecho en estas fechas tan señaladas el inicio de un punto de reflexión, empiezo por quién les escribe semanalmente que es momento de afrontar nuevos retos que se nos van a presentar en este nuevo año que pronto llegará. A pesar de existir una cierta predisposición al temor y miedo en general, sobre todo a ciertos aspectos y situaciones de la realidad que nos rodea, entiendo que el ambiente es el caldo de cultivo para el desarrollo de estos miedos, a veces irracionales, nos condicionen si queremos. Digo queremos porque ahí entra a formar parte el repertorio de conductas que vamos a llevar a cabo para desarrollar la valentía y el arrojo para superarlos, sin necesidad de pasarlo tan mal como los hacemos. Estamos cansados de la inyección constante de precauciones y temores que se desprenden de ese miedo a la libertad al que muchos autores hacen referencia en cuestiones psicosociales. Terminemos pues con la imposición y la manipulación afrontando la supuesta consecuencia que puedan ocasionarnos, diciendo grandes verdades y actuando en conciencia y con la conciencia tranquila. Feliz año para todos.