Los agustinos se instalan en Almagro tras duros enfrentamientos con los jesuitas que se resuelven con importantes cesiones económicas de los primeros. Construyen su convento e iglesia en un solar próximo a la plaza mayor. Una iglesia barroca en la que la decoración es definidora de su espacio interior. El programa iconográfico cede el lugar al color y a la impresión de un espacio diferente, decorado y repleto de imágenes en sus paramentos y bóvedas. El convento destruido deja en pie exclusivamente la iglesia que resiste incluso al terremoto de Lisboa y va recibiendo restauraciones diversas a lo largo de los años. La desamortización tampoco puede con ella y los vecinos salvan un edificio que ahora es propiedad de todos y un recinto especial para exposiciones y actividades relacionadas con el Festival Internacional de Teatro clásico.
Este año es la exposición Festival de Almagro: 40 años vistiendo emociones, la exposición creada por el Museo Nacional de Teatro con sus fondos. 34 piezas de vestuario teatral realizadas por grandes diseñadores del mundo de la moda, como Lorenzo Caprile, Sandy Powell, Pedro Moreno, Agatha Ruiz de la Prada, Javier Artiñano y María Araujo, entre otros.
Una exposición que quiere resaltar la importancia del vestuario teatral en el arte, y su presencia en el espacio escénico. Los maniquíes con los modelos llenan el espacio de la nave central de los agustinos y se suben al presbiterio en posiciones privilegiadas. El barroco convive con estas nuevas presencias que se implantan en su centro sin tocar un espacio que recobra nuevos significados en esta convivencia y contraste. Una excelente sala de exposiciones que debe mantener el contenedor como elemento esencial y presentar las piezas en su interior casi sin tocarlo, sin acercarse a sus paramentos.
Una exposición dirigida por Beatriz Patiño y coordinada por Manuel Montero. El montaje de Juan Ignacio Flores (Flores Design.io) lo hace con especial cuidado consiguiendo que las piezas expuestas convivan y adquieran su fuerza en este espacio barroco. La exuberante decoración de paramentos, bóvedas y cúpula de la antigua iglesia establece un diálogo enriquecedor con los maniquíes y los diseños de vestuario allí presentes. Los maniquíes repartidos por la nave principal que se suben a la zona del presbiterio ocasionalmente parecen representar la obra barroca de los cuarenta años de actividad teatral. Juan Ignacio sigue así con su presencia en exposiciones cualificadas en este marco especial que es el festival de Teatro clásico de Almagro. Una excelente celebración de cuarenta años de Festival a través de uno de sus elementos esenciales: el vestuario teatral.