Con casi 30 años de trayectoria, la finca Lagunes, dedicada a la cría y selección genética de venado ibérico, es la única de España que cuenta con una cabaña certificada al 100%, siendo todos integrantes “Cervus elaphus hispánicus”. Se trata de la explotación cinegética más antigua de España, con unas 700 hectáreas ubicadas en la umbría del Valle de Alcudia y una población máxima de 1.500 animales. Esta cantidad se reparte entre sementales, hembras reproductoras, crías del año, varetos, primalas, primeras cabezas y segundas cabezas.
La finca cuenta con en nueve líneas genéticas que garantizan la viabilidad del proyecto de selección a futuro y que permiten a sus clientes adquirir suficiente variabilidad genética sin tener que recurrir a ninguna otra finca.
Los resultados del proyecto, puesto en marcha en 1990, con el objetivo de proporcionar a propietarios y gestores de fincas de España y Portugal la mejor genética para mejorar sus poblaciones autóctonas, son “satisfactorios”, explica Manuel Reglero, director técnico del grupo, que cuenta con otras dos fincas, en Córdoba, en las que desarrollan sendas líneas de negocio relacionadas con la agro alimentación y la ganadería.
Lagunes es el alma mater y la bandera de la compañía, y la actividad profesional que desarrolla está encabezada por la certificación de la pureza genética, homologada por la Cátedra de Estudios Cinegéticos de la Universidad de Córdoba, y proyectada en “otra de las patas” del proyecto como es el riguroso sistema de controles sanitarios (vacunaciónes, desparasitaciones y saneamientos) del total de la población que gestionan.
“Es una auditoría continua” pues se realizan dos saneamientos al año “y cada vez que sale una partida, se practica uno adicional”, subraya el propietario.
La calidad de los trofeos “récord” que desarrollan posteriormente los animales que crían es el tercero de sus emblemas.
“Nos hemos apoyado, comenta el también doctor en Veterinaria, en estos ejes para ofrecer a nuestros clientes venados 100% ibéricos de una magnífica calidad, y así frenar la entrada de genotipos europeos en España”.
Además, han sabido dar respuesta en las últimas décadas a la demanda de ejemplares cinegéticos de calidad.
El manejo de la finca es similar al de una ganadería brava, donde los ciervos viven “lo más salvajes posible”, apunta Reglero, pero bajo las pautas de los procesos de una impecable trazabilidad que los consigna paso a paso como un ganado selecto y sano.
El Cervus elaphus hispánicus “es distinto genotípica y fenotípicamente del europeo”, sostiene el mismo portavoz, dado que se trata de una subespecie que tras miles de años de adaptación al clima mediterráneo, más exigente y duro, sobre todo en verano, con unos ejemplares de formato “más pequeño, con más agilidad y con una capacidad de aclimatación a su entorno muy superior a los hermanos europeos”.
Comercialización
La comercialización del ganado completa el ciclo de gestión de la finca, con unas 400 salidas anuales que atienden la demanda de los clientes, principalmente de machos y hembras jóvenes –varetos y primalas, que son animales de entre 13 y 22 meses-, que serán los futuros reproductores.
En mucha menor medida, también salen algunos primeras y segundas cabezas (machos de 2 y 3 años) y alguna cierva adulta.
Evitar la consanguinidad
Los gestores de fincas con actividad cinegética buscan un aporte genético distinto a su sangre, explica el veterinario, para evitar tener consanguinidad en sus explotaciones y para que transmitan a sus fincas, una mejor conformación de los trofeos.
Los ejemplares se venden con el nombre ‘Lagunes Selección Genética’, una clasificación que, según apunta Reglero, se hace en base a dos metodologías.
Una es por evaluación de caracteres deseables que han trasmitido cada semental a su descendencia y poder elegir así “a los individuos mejorantes, y que serán los futuros reproductores”. Con otro método elaboran el perfil genético de la cabaña, de tal manera “que podemos saber los padres de cada animal por grado de parentesco”.
En esta ocasión, para obtener el ADN de los cérvidos cuentan con la colaboración de varios laboratorios externos, en España y Portugal, a partir de las muestras que trasladan desde la finca.“Con la sanidad más controlada, con el aporte genético y con nuestro asesoramiento, las fincas de los clientes, mejoraran notablemente sus trofeos y obtendrán más rentabilidad”.
Precisamente, Sabiotec es una de la empresas que realizan trabajos de saneamiento y de genética.
Proyectos de investigación
Los proyectos de investigación representan otro distintivo de la finca Lagunes, al ser una de las primeras explotaciones en las que se hicieron las pruebas de campo para la validación del test de Intradermorreacción para determinar la tuberculosis en ciervo.
Fueron pioneros, igualmente, en la inseminación artificial en ciervas, para mejorar el carácter productivo de interés de la especie Cervus elaphus hispánicus, asesorados por el Grupo de Biología de la Reproducción de la Universidad de Castilla-La Mancha. Lagunes también ha colaborado con otra investigación con la Universidad Autónoma de Tamaulipas en México centrada en la evaluación de la inmunogenicidad de un antígeno para poder crear vacunas contra las garrapatas, ante el riesgo de transmitir enfermedades de estos parásitos.
La explotación también sirve de escenario de clases prácticas en el máster de gestión Cinegética de la Universidad de Huelva, al igual que es sede de otras experiencias de cursos de escuelas de formación agraria dentro de su extensa colaboración con la docencia e investigación.
A la vanguardia
“Para estar en vanguardia no puede ser de otra manera”, subraya el titular del negocio.
Su apuesta sigue y mantienen colaboración en trabajos científicos con el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), el centro de investigación multidisciplinar dependiente del CSIC, la Universidad regional y la JCCM. En concreto, están presentes en análisis de certificación genética, estudios de distintas enfermedades y de etología, es decir, sobre cómo se comportan en determinadas condiciones algunos machos y hembras, además de otros sobre la formación de las cuernas.
La sequía
Como en cualquier otra actividad agraria o ganadera, el ciclo de sequía ha influido de manera decisiva en la actividad de la finca Lagunes, teniendo en cuenta la influencia directa de la climatología en sus resultados.“Es un año desastroso por el clima, y la crisis económica también nos afectó, aunque salimos reforzados”, se queja el propietario, aunque enseguida celebra el “orgullo” de mantener varias familias en el campo, dos con vivienda en la propia finca y otras dos de apoyo.
Luis y Avelino son los responsables de la guardería de la explotación, quienes enseñan a El Campo la distribución de la población cervuna en los diferentes cercados montados en el bello Valle de Alcudia, ahora arrasado de amarillo tras perder sus ensoñadores colores ocres y verdes.
La población se alimenta de los pastos naturales pero, ante la falta de agua y la nula hidratación, en la última campaña han tenido que aumentar el aporte alimenticio, con piensos, que reparten entre los ciervos tras acercarse con sonoros toques de claxon. Están pendientes de todo, especialmente, de las madres que son cubiertas por los machos en septiembre y que paren en mayo.
El grupo Lagunes tiene otra de sus fincas, Tejoneras, a 40 kilómetros de la matriz, ubicada en la dehesa de encinar del Valle de los Pedroches (Córdoba), en la que crían cerdos ibéricos de bellota, terneros de carne para la red gourmet, además de mantener una yeguada de caballos de pura raza española y cartujana.
Por su parte, El Alguacilillo es la tercera de sus explotaciones, en este caso con olivos de aceitunas de las variedades arbequinas, picual y hojiblanca.
La bandera de la vida y de la muerte
De otro lado, en referencia al sector cinegético y su peso económico en Castilla-La Mancha, Manuel Reglero asegura que “se debería luchar más porque es un sector capital en la comunidad, y los políticos deberían quitar ese miedo a apostar por el sector y defenderlo ante los sectores ecologistas radicales”.
La ciudadanía actual vive muy alejada del campo es muy “urbanita”, y desconoce el aporte del sector de la caza a la economía, a la fijación de población en áreas rurales y a la conservación de la naturaleza.
En el caso de controversias en torno a normativas como la Ley de Caza, estos días a punto de ser debatida en las Cortes regionales, “el sector no ha sabido comunicar los valores del campo y de una actividad de la que viven muchas familias en provincias como la de Ciudad Real”.
A juicio de uno de los propietarios del grupo Lagunes, cuando se aborda la redacción o modificación de marcos jurídicos que afectan a la actividad cinegética, habría que enviar un mensaje “claro y realista” a la sociedad.
“Es más bonito enarbolar la bandera de la vida que la de la muerte, pero ésta tiene tanto sentido en la naturaleza como la vida, reflexiona el doctor en Veterinaria, pues es un ciclo en el que naces y mueres, la muerte hay que tomarla con naturalidad”.
La caza no sólo es muerte, también es vida. Además está el componente social y económico de una actividad que en comarcas como las del sur de Ciudad Real tienen una gran dimensión.
Es el caso de pueblos limítrofes a Lagunes como Brazatortas o Fuencaliente, donde la caza “es un motor de su economía”, al generar no sólo una cantidad de ingresos, sino que ayuda a fijar población y a mantener estos entornos rurales”, apunta Reglero.
Control
De la misma manera, las cacerías, monterías y otras actividades orgánicas organizadas por las fincas cinegéticas ejercen un control “imprescindible” entre las poblaciones de animales salvajes, dado que “todos que las especies que conviven en un mismo hábitat tienen que vivir en equilibrio”.
“El hombre ha fragmentado su hábitat, ha roto ecosistemas y, precisamente por el progreso, la convivencia es menos armónica”, reflexiona el veterinario, que apunta la caza como “la única manera de controlar lo que se ha descontrolado”.
De la misma manera, defiende la intervención de los cazadores, que “hacen un aprovechamiento racional de las especies” ante un crecimiento indiscriminado de las poblaciones.
La superpoblación de los cotos salvajes, en su opinión, “crea problemas en ganadería por las enfermedades contagiosas; en la agricultura, por los daños que provocan al buscar alimentos, además de los accidentes de tráfico que pueden causar en las vías y carreteras”. Prohibir la caza “Sería caótico e impensable”, un desastre ecológico sin precedentes, sentencia el mismo portavoz.
Mundo real
Por ello, ante las demandas de los animalistas, Reglero dice que tienen un “sentimiento noble pero no es la realidad”.
“En un mundo real, agrega, hay vida y muerte, y los predadores en la cadena trófica se alimentan de otros animales”.
Igualmente, a favor de que “la caza sea cada vez más ética y evite el sufrimiento de los animales”, advierte de que “no hay nada más cruel que la naturaleza”, donde el más fuerte predomina en la supervivencia. “Los zorros son más crueles que un cazador”, indica, por lo que “hay que tomarlo con naturalidad”.