La danza clásica de ‘Pinoxxio’ consiguió emocionar en la noche del sábado al público familiar del Gran Teatro de Manzanares con la interpretación más emocional y corpórea del cuento del escritor italiano Carlo Collodi. La compañía Ananda Dansa consiguió el sonoro aplauso del público, que llenó la mitad del patio de butacas del auditorio municipal.
Música y expresión corporal fueron el hilo conductor de esta interpretación libre del texto publicado en 1882 por parte de la compañía valenciana dirigida por los hermanos Edison y Rosángeles Valls. Acompañada en el escenario de otros seis intérpretes, la bailarina Ana Luján, que recibió uno de los Premios Max 2016 de las artes escénicas por esta obra, estuvo espléndida.
El ritmo estuvo garantizado en el espectáculo desde el principio y no sólo a través del baile. Escenas conocidas del clásico ‘Pinocho’ se sucedieron en el tablado, desde el circo con su despliegue de magos, músicos con saxofones y trompetas, arlequines y “titiriteros traga espadas”, a la escuela donde la marioneta acepta unas tremendas orejas de burro.
La composición musical de Pep Llopis es fundamental a la hora de mantener la atención del espectador, mientras que unas piezas volantes recrean la lluvia, un aro gigante surge del techo y obliga a los bailarines a hacer cabriolas, o mientras que el viejo carpintero Geppeto recibe del cielo a su amada marioneta, con una nariz roja, embadurnada de blanco y con unas extremidades que parecen colgadas de hilos.
Ananda Dansa responde a las expectativas
La compañía Ananda Dansa llegó a Manzanares con las mejores perspectivas, después de ganar siete galardones en los XIX Premios Max con este espectáculo, y no defraudó. Sensacionales también fueron las coreografías de Toni Aparisi, Paloma Calderón, Sara Canat, Ester Garijo, Miguel Machado y Cristina Maestre.
Con más de veinticinco obras estrenadas y un Premio Nacional de la Danza a sus espaldas, entre ellas otros clásicos de la literatura infantil como ‘Alicia en el país de las maravillas’ y ‘El mago de Oz’, Ananda Dansa demostró que, cuando hay expresión corporal y música, muchas veces sobran las palabras para reflexionar sobre temas como la relación entre padres e hijos.