Juanjo Artero y Lola Herrera interpretarán mañana, a las 21 horas, en el Teatro Municipal Quijano ‘La velocidad del otoño’, una comedia “muy divertida”, con una preciosa parte poética y un emotivo reencuentro entre una madre y un hijo después de veinte años.
“Es una obra muy bonita que está funcionando muy bien, estamos llenando y a la gente le encanta porque hablamos de algo universal y que todo el mundo entiende. Se tratan muchas cosas pero básicamente hablamos de la vejez y el derecho de los mayores a elegir cómo acabar sus días, sus últimos años o el tiempo que les quede, siempre y cuando, como es el caso de mi madre en la ficción -Alejandra, a la que encarna Lola Herrera-, puedan valerse por sí mismos”, comenta Artero.
El papel del actor madrileño es el del hijo pequeño que, después de dos décadas residiendo en América y Suiza, regresa al domicilio de su madre colándose por una ventana a la que se encarama por un árbol ya que Alejandra se ha atrincherado ante la tentativa de sus otros dos hijos de llevarla a una residencia y amenaza con prender fuego al edificio.
El reencuentro y las circunstancias de ambos propician que madre e hijo realicen un recorrido vital y por lo que es la vida, en el que hablan de la madurez, lo que es ser mayor, de la belleza de la vejez e incluso del arte de morir. Todo ello con un marcado carácter de comedia, también en situaciones dramáticas como la de la madre, con el mechero en una mano y un cóctel molotov casero en la otra, amenazando al hijo, al que tiene “muerto de miedo”.
También Cristóbal, el personaje de Artero, trae consigo “ciertas cargas”, reconoce el actor, que considera que, de alguna manera, madre e hijo son “almas gemelas que se tienen que encontrar”, En realidad, “son iguales, son dos artistas y a través del arte es como comienzan a dialogar y calmarse un poco”, expone el actor, que resalta la poética del texto de Eric Coble con partes muy bonitas como el monólogo en el que Lola Herrera compara la vida con la pintura y el arte. Sobre la conexión con Herrera sobre el escenario, destaca que se entienden “muy bien. Es una maravilla trabajar y convivir con ella. Es adorable”, indica Artero, que también subraya los aciertos de la directora, Magüi Mira, con la iluminación y una escenografía en la que, de forma muy sencilla, están todos los recuerdos de la madre.