“Donde va la cuerda, va el cubo”. Así les pasa a los valencianos Vicent e Inma cuando se montan en su tándem Bottecchia que presentaron recién restaurado en el VI Encuentro de Bicicletas Clásicas Villa de Miguelturra, al que acudieron vestidos como si el calendario se hubiera detenido en los inicios del siglo XX.
Un aire vintage y modernista caracterizó a esta reunión de aficionados a las bicis históricas en la que se pudieron presenciar hasta medio centenar de vehículos de dos ruedas con mucho encanto de muy diversas épocas.
De Ciudad Real capital, la propia Miguelturra y otras provincias como Madrid y Toledo acudieron con sus bicis recuperadas, rehabilitadas y restauradas participantes que no pudieron realizar, debido a las intensas precipitaciones, la ruta prevista por la localidad, pero sí disfrutaron de una visita guiada a la exposición instalada en el Cere de ‘El Carnaval a escena’, así como de los bailes y música que propuso Swing Ciudad Real.
En el encuentro, organizado por la Asociación Cultural Club de Bicicletas Clásicas de Miguelturra -la única de estas características de la región, donde, por otra parte, hay muchos aficionados y restauradores-, se presentó una bici de 1970 de la Dirección General de Correos y Telégrafos restaurada por Pablo Palomares, tesorero de la Asociación miguelturreña, quien, a partir de un cuadro viejo que iban a tirar a la chatarra, la reconstruyó buscando piezas originales en internet.
También se expusieron una Solex de los años 60 que llevaba originariamente un motor sobre la rueda delantera, y una bici BH de primeros de los 60 que perteneció a la Unidad de Velocípedos de la Guardia Civil.
La bici más antigua la mostró Vidal Espartero, presidente del Club miguelturreño, quien contaba con un cuadro de los años 40 al que incorporó piezas características de las primeras décadas del siglo XX como puños de madera, faro y piloto de carburo, freno delantero de cuchara mientras que el trasero es a contrapedal, un cascabel haciendo las veces de timbre y un cronómetro de los que se solían guardar en el bolsillo del chaleco.
Bicis de mujer
Así mismo, entre otras bicis históricas, se pudieron ver bicis de mujer que llevan baja y curva la barra que habitualmente se colocaba alta para que las ciclistas que vestían faldas pudieran subirse cómodamente y que también fueron muy empleadas en los 60 y 70 por los curas que portaban sotana.
De Estados Unidos logró las ruedas, de Holanda los cables y de Italia otras piezas, Vicent para restaurar el tándem Bottecchia que monta junto a su esposa Inma, con quien acude, vestidos de época, a diversas quedadas de bicis clásicas del país y ferias modernistas.
En su tercera visita al encuentro miguelturreño, entregaron una placa de agradecimiento por el excelente recibimiento y trato que siempre les dispensan los organizadores de una cita en la que se promueve el disfrute con unos vehículos antiguos que forman parte de “la idiosincrasia del pueblo manchego”.
“Nuestros abuelos empleaban las bicis como herramienta de trabajo” y, en función de las necesidades, las adaptaban incorporándoles portaequipajes como alforjas o cestas de esparto, mimbre o piel para llevar los aperos y el almuerzo y reforzando las ruedas, a las que ponían, por ejemplo, radios de mayor diámetro para que aguantaran más peso, comentó Palomares.
Unas migas compartieron en la comida de hermandad los participantes del encuentro, quienes trabajan en favor de recuperar estas bicis clásicas evitando que se tiren, las rehabilitan con las reformas y reparaciones necesarias para que vuelvan a rodar y las restauraran partiendo casi desde cero y las hacen prácticamente nuevas respetando las características originales.