Su propuesta en el Aula Cultural estuvo más cercana a un concierto, que cuando presentó por primera vez su espectáculo de música electrónica en el Villaseñor, donde Mystical Rubbish quedó enmarcada en una instalación de diálogo entre música y pintura. Pero el grado de improvisación y novedad fue similar, ya que él controla en su propuesta los procesos a media y larga escala, mientras que a corta deja poder de decisión a la máquina para que elija hacia donde dirigir la improvisación dentro de los límites.
Se trata de una inspiración programada por el propio compositor, pero con múltiples resultados posibles en la construcción de jardines, atmósferas y panorámicas completamente artificiales, explicó Villanueva, que reconoce influencias de música electrónica con elementos cercanos al ruido como Pan Sonic y Merzbow.
Según Villanueva, profesor de Fundamentos de Composición en el Conservatorio Marcos Redondo, existe “muchísima poesía en el ruido”, apreciación que no sólo responde a la tradición futurista, sino que estamos en un momento en el que ruido ha cobrado carta de naturaleza propia en nuestra cultura musical, como lo indica la gran influencia de la distorsión.
En cuanto a la edición de Mystical Rubbish, opina que iría en contra de la propia naturaleza de la propuesta de ser novedosa con cada nueva interpretación, por lo que trabaja en una versión que podría ejecutarse en un ordenador conservando la dosis de novedad de cada ejecución.
Tras la conferencia sobre música contemporánea de Villanueva y de su recital, el Festival ofrecerá hoy, a las 11 horas, un encuentro en el Aula Cultural con Llorenç Barber, quien dirigirá, a las 18 horas, un concierto para el carillón en la Plaza Mayor.
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