No hay que dejar que la rutina y el día a día “nos pasen por encima”, aseguró el escritor Miguel Ángel González, que instó a los estudiantes del IES Campo de Calatrava a no perder nunca “la capacidad de ficcionar”, la cual es “sanadora”. Permite evadirnos de los problemas y al mismo tiempo reflexionar sobre nuestra propia vida, comentó el autor madrileño que defendió ante 115 alumnos del IES Campo de Calatrava de Miguelturra que el oficio de escritor es “el mejor del mundo”.
Ante estudiantes de 4º de la Eso y 1º de Bachillerato que han leído su obra ‘Aguantar la respiración’, 2º Premio Fray Luis de León de Teatro, González dijo que el primer motivo por el que concluyó que el del escritor era el mejor trabajo es porque “te pagan por mentir” sin que en la literatura las mentiras hagan daño a nadie. Lo aprendió del mago René Lavand que, con sólo el brazo izquierdo, ya que siendo diestro el derecho se lo amputaron, potenció la “lentificación” exhibiendo trucos de magia “muy despacio” mientras contaba historias de su autoría. Para Lavand, de quien mostró un vídeo en el que narra la historia de ‘El Griego’ mientras realiza un truco de borrar y ‘pintar’ cartas, el ilusionismo y la literatura tienen mucho que ver puesto que, aunque todo el mundo sepa que es ficción, “si lo haces bien la gente respeta esa mentira”.
El segundo motivo es que “todas las mentiras son ciertas” ya que en literatura, aunque la historia sea inventada, todo está basado en unos sentimientos que son universales, algo que aprendió cuando leyó el poema ‘El futuro’, de Julio Cortázar, que describía exactamente lo que le pasó a él cuando de joven se enamoró de una chica, Almudena, con quien pasó un verano de paseos de la mano y besos con los ojos cerrados y a la que luego no volvió a ver, lo que le originó que estuviera todo el tiempo pensando en ella.
Y el tercer motivo es que “puedes cambiar el pasado” y superar con creces el “síndrome de la escalera”, es decir, tienes el tiempo necesario para encontrar la respuesta perfecta y no quedarte con la sensación de no haber estado a la altura. Esto lo dedujo leyendo a Charles Bukowski, de cuya biografía, pasando de pensiones de mala muerte al éxito, habló, además de proyectar un vídeo sobre su poema ‘¿Así que quieres ser escritor?’, animando a no incurrir en lo forzado o pretencioso.
En su intervención, González recordó a los estudiantes que están en una edad idónea para “seguir amando la ficción”, la misma con la que, para un niño, un cepillo pasa de un momento a otro de ser un caballo a de nuevo una escoba y que es necesaria en la vida porque “nos hace vivir otras vidas dentro de la propia”.
“Leer es un ejercicio de entretenimiento que nos conduce a un mundo que no conocemos pero también nos anima a reflexionar sobre nuestra propia vida”, agregó el autor, que en ‘Aguantar la respiración’ no sólo trata el tema de la pena de muerte, de la que está en contra, sino, como ocurre así mismo en su novela ‘Cariño’, también de las consecuencias que conllevan las decisiones y el precio a pagar por ellas.
Al principio un poco tímidos, los alumnos fueron mostrando cada vez más animados su interés por el proceso creativo del escritor y le hicieron un buen número de preguntas a González, que aseguró que lo que más le ha servido para dedicarse a esta profesión es leer, escribir mucho e imitar a los autores que más le han influido. Para jugar y transmitir los sentimientos es fundamental leer e ir al cine y el teatro, “empaparse” de “cómo lo hacen los autores que más te gustan”.
Poeta, novelista y dramaturgo, el género que más le gusta es el del relato corto, confesó González, que indicó que se tiró más de diez años compaginando la escritura con otros trabajos para poder pagar las facturas y ahora lleva una década dedicado en exclusiva a la creación literaria. Recomendó leer novelas como ‘Canadá’ de Richard Ford y autores como Cortázar, Bukowski y Salinger, dijo que al crear piezas de teatro no hay que limitarse porque sobre un escenario puede representarse todo, aseguró que con la obra escénica propia con la que está más satisfecho es el monólogo sobre la historia de una venganza de ‘Contrasentido’ y reconoció que en su producción se percibe su preocupación e interés por la “gestión del dolor”, de cómo a gente normal algo le ocurre que la lleva a una “situación extrema” y “qué es lo que pasa después, cómo se reconstruye luego ese puzzle”.
Ganador en 2015 del Café Gijón por la novela ‘Todos los miedos’ y recientemente del Premio Max Aub por la obra de teatro ‘Modo avión’, González entregó a las profesoras del IES Campo de Calatrava varios ejemplares de la obra ‘Donde nacen los monstruos’, distinguida con el Cáceres de Novela Corta 2018.