El sacerdote ciudarrealeño Jesús Donaire Domínguez combinó poesía y prosa en su intenso y sentido Pregón de la Semana Santa 2018, en el que se detuvo en la emoción y mensajes que transmiten las distintas Cofradías y pasos procesionales. A la Virgen del Prado, como Patrona de la ciudad y en la que todo confluye, dedicó el Pregón de la Semana de Pasión, en el que recordó a su hermano Baltasar, recientemente fallecido, y rindió homenaje a ilustres cofrades que, con su experiencia y pundonor, contribuyeron a engrandecer esta celebración en la que se muestra el amor puro, gratuito y “hasta el extremo” de Jesús y su Madre.
Ante el concurrido aforo del Quijano y presentado por su hermano Alberto, Jesús Donaire destacó la riqueza única de las Hermandades de la Semana Santa ciudarrealeña, en la que conviven “la sobriedad castellana y la exuberancia andaluza, la austeridad de la penitencia y la alegría de la gloria alcanzada”.
‘Coronación’ y ‘Amarguras’ fueron interpretadas por la Banda de Música de la Agrupación Musical de Ciudad Real a lo largo del acto del pregón, al que acudieron, entre otras autoridades civiles y militares, la alcaldesa, Pilar Zamora, y la delegada de la Junta, Carmen Olmedo, quienes expresaron de forma previa al encuentro el respaldo de las administraciones local y regional a la Semana Santa de Ciudad Real.
Natural del barrio del Perchel y actualmente párroco de la parroquia Santísimo Corpus Christi de Sevilla, Donaire invitó a vivir la Semana Santa invocando a Dios la “tan necesaria” paz en este mundo. “Necesitamos todos la paz en nuestros corazones y hay muchas tierras en conflicto”, expuso el sacerdote, que deseó que la Semana Santa sea “una gran oración para pedir la paz”.
Donaire, que formó parte de la primera compañía de costaleros de la Virgen del Consuelo y que es hermano de las Hermandades de la Flagelación y las Penas, la Amargura de Sevilla, Santa Teresa de Malagón y la Virgen del Prado, inició y culminó su intervención dirigiéndose a la Patrona de Ciudad Real, a la que definió como “lirio en la primavera y nardo en el caluroso verano, jazmín que perfuma de noche y rosa del mes de mayo. Tierna azucena del cielo, la que todos veneramos”, para pedirle que no deje de “extender” su manto y con su ayuda “ampararnos”.
Cuaresma y Domingo de Ramos
“Barro informe de la tierra, sin el Espíritu que vivifica” somos, recuerda la imposición de la ceniza con la que empieza la Cuaresma que precede al esplendor de la Semana Grande y en la que se cuidan con esmero los detalles, desde el montaje de los pasos o los triduos y quinarios a los ensayos de los costaleros, para mostrar en la calle una religiosidad que sirve, a su vez, de acercamiento de la Iglesia a las nuevas generaciones.
Precisamente en la procesión de las Palmas del Domingo de Ramos, en la que se recrea la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, a lomos de un pollino, “como un labriego manchego camino de su plantío”, se percibe la esperanza y entusiasmo de los niños, de una juventud a la que “debemos ceder el testigo”, con sus propuestas, de “nuestras tradiciones”.
“El corazón tiembla”, ya por la tarde, con el primer paso de la Hermandad del Ultrajado al tomar conciencia de que “seguimos desnudando, coronando, escupiendo y golpeando a Cristo en nuestros hermanos”, siendo las respuestas el amor en el rostro de Jesús y el perdón que representa la Virgen del paso de palio, llevado por hermanas costaleras que ofrecen desde sus entrañas el esfuerzo.
A todas las mujeres que “tanto” aportan a la Semana Santa y la vida de la Iglesia, expresó su admiración y reconocimiento Donaire, que destacó la gallardía y destreza con las que la Hermandad del Prendimiento acompaña a Jesús Cautivo, cuando todos le abandonaron y huyeron, y la suerte de contar desde el año pasado en su avance con la Virgen de la Salud que le sigue en su “precioso palio”, venerada y esperada por su barrio y toda la ciudad.
Martes, Miércoles y Jueves Santo
Tras el Vía Crucis del Lunes Santo, llega el Martes Santo el fervor a Jesús de Medinaceli, presentado al pueblo maniatado y de espinas coronado, y la devoción “imprescindible” a la Esperanza ya que “estamos amasados con deseos de felicidad eterna” y “no somos fruto de la casualidad, el azar o el destino, sino de la amorosa providencia divina”.
“Sólo roto por una tenue campana”, el silencio reina en el avance del Cristo que parte del convento del Carmen para recoger las Penas de cuantas almas a su encuentro salen, y el Miércoles Santo la Hermandad de la Flagelación proclama “de Cristo su Bondad y de María su Consuelo, pregonando en esta ciudad que en la tierra se goza ya del cielo”.
La austeridad y “rigor místico” de la Procesión del Silencio con Jesús encomendando su espíritu al Padre y la Virgen del Mayor Dolor, a quien Donaire pidió que “nos otorgue su fortaleza”, también fueron descritas por el sacerdote ciudarrealeño que resaltó su vinculación a la parroquia de Santiago, donde fue bautizado, y por tanto a la Pasionaria del Jueves Santo que abre una artística composición que es “una maravilla” como el paso de la Santa Cena que anticipa sacramentalmente la entrega del Maestro y refleja la importancia de la Eucaristía en la vida cristiana. Animó a participar de su Banquete de salvación y a proclamar de María su Dulce Nombre, así como a interiorizar los mensajes que reportan los pasos de Ecce Homo y Longinos con el Cristo de la Caridad y la Virgen de la Humildad, además de la Dolorosa de Santiago, venerada con gran devoción en el Perchel.
Del Viernes Santo al Domingo de Resurrección
Cargando con “el madero de nuestros pecados” recorre la madrugada del Viernes Santo las calles de la ciudad la “impresionante efigie” del Nazareno, y por la mañana la parroquia de Santiago se convierte en “huerto santo” en el que Cristo “llora amargamente nuestras penas”. La angustia de Jesús en el Huerto, orando al Padre y siendo confortado por el ángel, el Encuentro de la Hermandad Ferroviaria, la mujer que limpia el rostro del Maestro y queda impreso en un lienzo y el cirineo que ayuda a Jesús a levantarse mientras un soldado le hiere camino de un Calvario donde es clavado junto a dos ladrones, son pasajes de esta procesión relatados por Donaire, que instó a vivir la fe en el “amparo de la comunidad cristiana”, en la que todos “hemos de sentirnos acogidos e implicados, respetando las diferencias”, y destacó la Misericordia de Dios que, “haciéndose hombre, comprende nuestras flaquezas y está dispuesto a perdonarnos”.
Por la tarde, son cuatro los rostros de Jesús en las calles de la ciudad: “El elevado en la cruz por su infinita piedad al hombre, el descendido por amor al género humano, el que reposa en los brazos de su madre y el que sereno en el sepulcro yace”, reflejando lo que indican “los evangelios de la Pasión” que exponen que “habiendo amado a los suyos… los amó hasta el extremo”, un amor “gratuito que se da del todo sin pedir a cambio nada” y que es el que alberga en su corazón la Dolorosa que cierra el cortejo procesional, una Madre que sufre en Soledad pero que mantiene encendida “el ascua de la fe divina” en el Sábado Santo ya que sabe que volverá a encontrarse con su Hijo en un Domingo de Resurreción en el que la advocación mariana es la de la Alegría que celebra la comunidad cristiana.
Respaldos local y regional
Por su parte, la alcaldesa, Pilar Zamora, destacó su apoyo personal, así como de todo el equipo de Gobierno a la Semana de Pasión “embelleciendo las calles y poniendo todo el Ayuntamiento al servicio de la Semana Santa porque es cultura, tradición y religiosidad”. En este año, el Ayuntamiento mantendrá la subvención nominativa y se aumentará en 10.000 euros la actividad de promoción, de los que “5.000 euros se aprobaron en el último pleno” y los otros 5.000 se corresponden con promoción turística de la ciudad. También, la delegada de la Junta, Carmen Olmedo, destacó el respaldo del Gobierno regional a la Semana Santa ciudarrealeña que es “referente en toda la región” y que, además de reflejar parte de nuestra tradición y religiosidad, tiene un relevante interés económico y turístico que hacen que Ciudad Real “hierva de gente” durante su celebración y se llenen sus hoteles y restaurantes.
(Fotografías: Clara Manzano)