Juan Carlos Mestre, galardonado con el Premio Nacional de Poesía, quiso agradecer la “generosidad” del Jurado que le ha otorgado esta distinción. No obstante, restó importancia a este premio dentro de su currículum, puesto que, según dijo, los poetas no escriben buscando reconocimientos ni metas. “Los poetas no somos caballos de carreras”.
“El poeta llega con su palabra a buscar la sonrisa de sus antepasados, a quienes debe la voz y han hecho el camino antes”, afirmó en declaraciones a Europa Press, quitando importancia al Premio Nacional al igual que a otros que ha cosechado durante su vida, como el Premio Adonais o el Jaén de Poesía. “Estoy entre aquellos obligados a aferrar el relámpago”, apuntó.
Mestre consideró que un premio como el Nacional, dotado con 20.000 euros, debía de haber ido a parar alguno de los poetas a los que ha admirado, cuya obra está “a años luz de la mía”, y que, tristemente, han fallecido en el último año, como José Miguel Ullán y Antonio Pereira. También quiso recordar a Vicente Núñez.
Respecto a la obra galardonada, explicó que hacía nueve años que no publicaba poesía, desde La tumba de Keats (que escribió como proyecto para la Beca Valle-Inclán de la Academia de España en Roma, en homenaje a John Keats), y que era difícil explicar por qué escribió La casa roja. Destacó que, “a través de un poema, uno construye una realidad” y que si tenía que explicar el hilo conductor de la obra galardonada el mensaje sería que “la crisis de las utopías no debe llevar a la melancolía”.
“El libro habla de las voces prófugas y silenciadas, es un libro de homenajes y una alianza con la imaginación”, resumió, señalando que el poeta asume la conducta del lenguaje “como un acto de resistencia” y se dirige a los que “se niegan a obedecer y dicen DBC##1soy libreDBC##1”. “Desobedecer; esa es la consigna”.
Mestre criticó “la sociedad del ruido” en la que vivimos, “donde se degrada el uso de la palabra sólo para agredirse” los unos a los otros, en la que, “tal vez” la voz del poeta sea “un empeño inútil”. “La poesía es un proyecto del espíritu”, enfatizó.
Preguntado por sus proyectos, el también artista visual declaró que se encuentra en “nada”, en la “vigilancia desobediente de enfrentarme a los papeles en blanco”. “Nunca he tenido proyectos. Los proyectistas son útiles para hacer puentes, pero un poeta fracasa”, puntualizó el también Licenciado en Ciencias de la Información, quien confesó que llegó a la literatura tras alejarse “poco a poco” del Periodismo.
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