La Orquesta Filarmónica de La Mancha (OFMAN) celebra estos días su décimo cumpleaños en uno de sus momentos más brillantes, al haber sellado una solvente trayectoria concertística, con más de 200 actuaciones llenas de éxitos de público y crítica.
Al frente de la formación castellano-manchega, Francisco Moya, un director refrendado por su labor musical con la batuta, y también por haber cohesionado, como alma mater, al cuerpo artístico, con una treintena de jóvenes que aúnan talento, experiencia y solidez profesional.
Por derecho propio, la Ofman, tal como se la conoce, celebrará un concierto conmemorativo el próximo 17 de marzo, la ‘guinda’ que firmará una consolidación musical imparable, tras haber conquistado espacios reservados a formaciones de más renombre, tradición y bagaje.
Será en el Teatro Quijano de la capital ciudarrealeña, uno de los aforos más fieles a la orquesta nacida al estilo de las agrupaciones del siglo XIX a finales de 2007, y que interpretará el repertorio “que más nos identifica”, en una gala “muy especial y emotiva”.
Sobre el repertorio, Moya señala que casi con total seguridad tocarán la Sinfonía número 9, conocida también como ‘Coral’, de Beethoven, aunque también barajan otro programa con el que repasarían las obras más emblemáticas que han identificado la carrera de la orquesta, y que abarca una variada selección de géneros, desde la ópera y la zarzuela, hasta los musicales del siglo XX y otras composiciones de género sinfónico “de calado”.
En este caso, interpretarían fragmentos de ‘El hombre de La Mancha’ y de ‘Platero’ en un recital de aniversario, que, además, tendrá un formato más amplio, e incorporará el visionado de fotos de toda la trayectoria de la orquesta, saludos particulares de artistas, músicos y personas relacionadas con la cultura, que felicitarán a la Ofman a través de mensajes cortos en vídeo.
Entre otros rostros, en el recorrido musical por la historia de la filarmónica aparecerá el del director de escena Ignacio García, flamante director del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro; el del actor albaceteño Juanma Cifuentes; el del director de orquesta Miguel Ortega; el crítico musical Arturo Reverter; un periodista provincia, además de “otras voces de la sociedad muy cercanos a nosotros y a nuestra labor”.
Será una cita dentro de una concurrida agenda de la orquesta, llena de compromisos continuos en un calendario ‘imposible’, con cerca de una treintena de actuaciones anuales, y que desde principios de este 2018 los está llevando por tierras gallegas (El Ferrol), Murcia, Elche (Alicante) o distintos pueblos de Castilla-La Mancha.
Muy buen sabor de boca les dejó el concierto de Navidad del 4 de enero en el Teatro Quijano, en el que por primera vez interpretaron en el marco navideño composiciones de la familia Strauss, con la Marcha Radetzky como colofón, y los aplausos del público incluidos.
En unos días, tienen prevista una gala de zarzuela en Ciudad Real, y en primavera recalarán en Jaén y Valencia, Aranjuez, y posteriormente en el Festival Internacional Música Clásica Villanueva de los Infantes, además de otros destinos previstos para otoño.
Los números hablan por sí solos, con más de 200 conciertos en diez años, y un bagaje “en crecimiento” capitalizado en los años de crisis, a base de “imaginación y reinvención”.
“El ritmo de trabajo es muy alto”, sostiene el director y mentor de la formación, teniendo en cuenta el repertorio “menos popular” que toca la Ofman, y la competencia a nivel concertístico y profesional de otras sinfónicas y filarmónicas de renombre. Pero la Ofman, según Moya, cumple con profesionalidad al nivel de las mejores, por el rendimiento, capacidades y aptitudes musicales de los intérpretes de todas las secciones de la orquesta -cuerda, madera, metal y percusión-.
“Es más difícil mantenerse porque no es pop ni temas populares, hablamos de música clásica, no muy demandada, pero los componentes, muy jóvenes, de entre 20 y 30 años, tienen muchas ganas, y se mueven, junto a mí, por afición”, explica.
Así, en su amplio y diverso repertorio se entreveran “el dramatismo y la fuerza” de Bethoveen, el “clasicismo romántico” de Brahms, o la música española del siglo XX, a través de composiciones de Manuel de Falla o Enrique Granados
Igualmente, Moya, profesor de Fundamentos de Composición en el Conservatorio de Alcázar de San Juan Criptana, y sus músicos profesionales, entre docentes o alumnos ya graduados, afrontan otros retos en forma de solventes montajes de óperas de Verdi, Puccini, Donizetti o Rossini, siempre con grandes éxitos.
De manera más personal, el director, de 42 años y originario de Villamayor, es un apasionado de Leonard Berstein, a quien rendirán un homenaje por su centenario de su nacimiento con la Obertura de Candile. “Era muy polifacético, un gran director y compositor y gran pianista”, declara, a la vez que reconoce que “para mí es una figura capital, genial y muy completo”.
El balance “es muy positivo” para Moya, al ser principal receptor del continuo apoyo del público, que “valora y aprecia” el arte que dirige, pero no tanto por las administraciones locales, provinciales y regionales, que “tienen falta de sensibilidad” a la hora de respaldar económicamente a la Ofman, según su director. “Tenemos la marca, y la llevamos por toda España”, recalca.
Los orígenes
El primer concierto de la Orquesta Filarmónica de La Mancha fue en la localidad toledana de Sonseca a finales de diciembre de 2007, con la interpretación a base de éxitos de siempre en versión sinfónica de títulos reconocidos a nivel mundial como ‘My way’ de Frank Sinatra, los populares ‘Amapola’ o ‘Muñequita Linda’ o la emblemática ‘Yesterday’ de Paul McCartney.
En ese espectáculo actuaron cuatro solistas de ópera, un tenor, un barítono, una soprano y una mezosoprano, y fue el anticipo de la posterior trayectoria de la orquesta, plagada de ovaciones abrumadoras.
“Los primeros años no fueron fáciles,” recuerda el impulsor de un proyecto cultural inédito en la región hasta ese momento, ya que coincidió “con la llegada de la crisis”, que “lastró al sector cultural”.
“No éramos conscientes de la gran recesión que se iniciaba, y para la cultura fue devastadora”, rememora, antes de comentar que ante este panorama y al ser una orquesta “totalmente privada”, “nos tuvimos que reinventar”.
Un director con mirada artística limpia
Moya, con titulación superior de saxofón, composición y dirección de orquesta, asegura que se enfrenta a cada obra con receptividad y entrega.
“Le dedico mucho tiempo, y me acerco a ella escuchándola y sin condicionarme por ninguna versión”, explica, y agrega que “una vez que tengo un concepto global la divido en partes, para poder ver lo más importante y los tramos con más problemas”.
Consciente de la importancia de su labor al frente de la orquesta, “no es lo mismo un director que otro en la misma obra”, aborda cada proyecto de manera integral y una visión artística limpia. “Me leo la partitura de cada instrumento de arriba debajo y luego hago lectura transversal”, explica.
Esta asimilación horizontal y vertical de pasajes de autores clásicos y contemporáneos es una de las claves de la exitosa complicidad con el público que disfruta la Ofman desde hace 10 años.
“Un director reúne un montón de cualidades, tienes que tener el conocimiento técnico para hacer el análisis de la partitura, y también conocer la sensibilidad y potencialidades de los músicos”, sostiene.
De la misma manera, es una figura “muy poliédrica, que analiza bien la partitura, la transmite con su gesto, y la hace suya, y también de toda la orquesta a través de los ensayos”, una estructura con la que “hay que ser metódico para conseguir el mejor resultado en el tiempo que tengamos”.
Por ello, al margen de lo musical, Moya se presenta como “muy psicólogo” para saber “cómo pedir las cosas o cómo animar” porque “dependiendo de muchos factores, el resultado será uno u otro muy distinto”.
Moya es la cabeza visible del proyecto de la Ofman, a la que dio vida como fundador y a cuyo frente permanece desde el principio, no sólo en la dirección musical, sino en otras gestiones administrativas.
“Surgió de un grupo de personas que teníamos ilusión de hacer una sinfónica con estabilidad y que diera cobijo a músicos de Castilla-La Mancha, y aprovechamos que no había oferta”.
Tras una década, reflexiona sobre la evolución de la orquesta que “ha crecido, a pesar de las dificultades económicas”, con ofertas de programas, grupos más pequeños y más baratos, que interpretan óperas, zarzuelas y música para voz.
