Prefirió la incineración y convertirse en cenizas en el centro de la Plaza Mayor, mientras los niños la despedían con un ‘Adiós, sardina, adiós’.
Hubo llantos, frotes de pañuelo en el lagrimal, alaridos de desconsuelo, alguna que otra risilla camuflada en sollozos e incluso desmayos en el desfile del cortejo funerario que giró en torno a las dos hogueras preparadas en la Plaza Mayor: Una con madera de pino, en la que acabaría achicharrado el cuerpo de la difunta, y la otra de encina, cuyas brasas doraron los 200 kilos de sardinas que se repartieron entre los ciudarrealeños con pan y un chorrito de vino.
El duelo comenzó por la mañana con la recogida de muestras de aflicción y obsequio de dulces y mistela para recomponer el cuerpo ante el amargo trago por la pérdida de Doña Sardina, y el grupo de teatro Guirigay amenizó por la tarde, con humor y fuegos artificiales, el tradicional entierro al que se sumaron más plañideras que el pasado año.
En el desfile, colaboró también la Asociación de Coros y Danzas Nuestra Señora del Prado y tras el recorrido por la plaza con el cuerpo de la sardina en un mar de llantos quedó depositada la simpática silueta de la fallecida sobre una de las hogueras, a la que se le echó combustible, lo que embraveció las llamas. No obstante, Doña Sardina prefirió un acabose a fuego más lento y de lo alto de las llamas se cayó a un lado de la lumbre donde se consumió a un ritmo algo más tenue ante la atenta mirada de los ciudarrealeños que soltaron globos negros en señal de luto y otros de colores para mostrar que el Carnaval continúa, indicó el concejal de Festejos, Ricardo Peral, que recordó que para mañana está programada la carnavalera merienda para los mayores en el Pabellón Príncipe Felipe, donde el sábado se desarrollarán las fiestas infantil y juvenil con la actuación del quinteto Auryn.
Después llegará el concierto en el Quijote Arena de Dani Martín, del que ya se han vendido más de 2.500 entradas, y el domingo se podrá disfrutar del gran desfile del Concurso Nacional de Carrozas y Comparsas.
Peral expresó su satisfacción por la tregua que dejó ayer la lluvia justo para que se celebrara, con una importante afluencia de público, el tradicional entierro e ir, de esa forma, “ir resucitando el duelo”.
Antes aún de que las sardinas olieran las brasas, el presidente de la Federación de Peñas Alarcos, Juan Alba, ya vaticinó que no iban a quedar “ni las raspas”. Agradeció el apoyo de Yuntero y Portillejo a este acto y animó a que todos los ciudarrealeños, y en especial los jóvenes, se animen a participar en los actos del Carnaval culipardo, a realizar sus propuestas e implicarse para ensalzar esta fiesta en Ciudad Real.