Si hay un ejemplo que ponga de manifiesto lo provechoso que es el teatro para la sociedad y la conveniencia de que la ciudadanía lo valore es el espectáculo de la compañía rumana Hungarian Theatre sobre el drama shakespeariano de Julio César.
Silviu Purcãrete ofrece una visión muy cinematográfica de la conocida tragedia, a través de planos superpuestos y una dimensión interpretativa difícil de esquivar por parte del espectador.
El trabajo artístico y técnico de la compañía asentada en la ciudad de Cluj dejó un gran impacto en el estreno de la primera de las dos representaciones programadas en el espacio del AUREA en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, el pasado viernes.
Las expectativas se cumplieron y hasta cuatro veces tuvieron que salir los 17 actores del montaje a saludar sobre el escenario que acababa de acoger la historia más corpórea del hombre, resumida en todas sus luchas, sufrimientos, glorias y vanidades.
La conspiración del Partido Republicano, tal y como reflexiona el autor de la dramaturgia, András Visky, perpetrada por Bruto y sus hombres contra Julio César con el objetivo de conseguir el bien común, no sólo no establece el orden, sino que es origen de un conflicto civil y de la decadencia de Roma.
¿Cómo un hombre que había vivido la gloria y había estado en la cúpula de un imperio acabara como un perro en el suelo manchado con el rojo de su sangre? ¿Qué resistencia podían ofrecer las premoniciones de los hados (los idus de marzo) sobre la decrepitud de su época vital y militar sobre la voluntad humana más perversa?
El drama que presenta Purcãrete (que ya participó en la Semana del Cine de Valladolid -Seminci) en 2012 con la película ‘Somewhere in Palilula’ (En un lugar de Palilula)), reproduce esa historia en húngaro, con un lenguaje corporal exaltado, un vestuario inspirador, con los colores simbólicos de la tragedia (el blanco, el rojo y el negro), y con una música (incluso en una de las escenas, un violinista marca en directo las pautas escénicas) que complementa la intensidad de la acción.
En dos partes, el debut de rumano pone de manifiesto una forma muy abierta de hacer teatro, con elementos completamente ajenos a los de cualquier montaje convencional, como la presencia de un perro lobo siberiano albino, perfectamente integrado en el papel del poder y la humildad, el uso de tecnologías como una videoconferencia y un micrófono para enaltecer los discursos, una fina y penetrante lluvia que da esplendor (dramático) al final sangriento de la confabulación -“¿Tú también, Bruto, hijo mío?”- y la propia contradicción de la escena: el dolor, la muerte y la humillación en el estrado del Senado, el órgano que representa las máximas libertades del hombre.
Desde principio, el elenco se muestra perfectamente conjuntado y da vida a una transformación integral, en la que se toca con los dedos de las manos el oscuro presagio, en la que el blanco de la amistad va deviniendo en el púrpura de la traición (tal cual), en medio de una tempestad en la que los actores van transponiendo su carácter y sus vestimentas hacia el pozo de un despotismo que en teoría quieren erradicar.
Sólo las mujeres, y el mágico, que representa una actriz con sombrero y gabardina, bajo la que guarda una picante vestimenta de cabaret, se contraponen a la violencia y a un final inevitable que se repite tras la muerte de César. El ciclo del terror se alimenta a sí mismo y sigue cobrándose vidas de los senadores que urdieron la conjura. La vida misma.
Este Julio César ha sido muy distinto a los representados en Almagro, más arriesgado y con más amplitud de miras creativas, con una mirada planetaria sobre un argumento muy actual y con una fuerza desgarradora para desgranar los sentimientos siniestros de la envidia humana.
La directora del ciclo, Natalia Menéndez, que apostó con entusiasmo por este espectáculo, ha triunfado con una elección más que solvente para la celebración del 40 aniversario de uno de los circuitos teatrales clásicos más importantes del mundo.
Ficha Artística-Técnica
Director: Silviu Purcãrete
Escenografía y vestuario Drago? Buhagiar
Música Vasile ?irli
Videoescena Cristian Pascariu
Asistente de director István Albu
Ayudante de dramaturgia Réka Biró
Musica Zoltán Horváth
Regiduría Pál Böjthe, Zsolt Györffy
Fotografía István Biró
Reparto
Julius Caesar Zsolt Bogdán
Marcus Antonius Miklós Bács
Marcus Brutus Gábor Viola
Cassius Szabolcs Balla
Calpurnia Emõke Kató
Portia Enikõ Györgyjakab
Soothsayer Csilla Albert
Servant / Octavius Balázs Bodolai
Decius / Messala Áron Dimény
Casca Loránd Váta
Lucius Melinda Kántor
Trebonius Loránd Farkas
Metellus Alpár Fogarasi
Ligarius / Cicero / El poeta Sándor Keresztes
Publius / Cinna, el poeta Róbert Laczkó Vass
Cinna Ervin Szûcs
Lepidus János Platz