Mientras las matemáticas mantengan al Alarcos vivo, los ciudarrealeños se han conjurado para seguir soñanado. Saben que lo primero es ganar al colista. Luego, mirar a otras pistas a ver qué opciones quedan, si es que quedan, de cara a la última jornada en la que el equipo que dirige Javier Márquez se verá las caras con el Torrelavega. Si los cántabros pierden en Córdoba hoy, en el último choque los manchegos estarán obligados a remontar una extravagante renta de once goles, castigo por el mal partido de la primera vuelta. Márquez, sin embargo, confía en otra carambola: un triple empate, quizás con el Covadonga. Eso permitiría a los ciudarrealeños no tener que salvar esa distancia casi sideral. Pero para ello, los asturianos tendrían que tumbar al FC Barcelona en la Ciudad Condal.
Sea como sea, las especulaciones quedan para después del choque contra el Tolosa. “A pesar de ser el colista”, asegura Javier Márquez, “no han perdido casi nunca de mucho. Nos vamos a encontrar con un equipo con una defensa alta, sólida, que no ha bajado los brazos a pesar de que hace bastante que está descendido”.
Para el choque, el preparador alarquista podrá contar con casi toda la plantilla, salvo las bajas ya conocidas de Maestre y Peña . “Hemos llegado bien al final, después de pasar muchas dificultades durante la temporada. Ha habido periodos en los que solo hemos podido entrenar con tres primeras líneas. Y eso se notaba en el rendimiento. Ahora, el rendimiento del equipo es más saisfactorio”, comenta el entrenador manzanareño.
“El partido también es”, comenta Márquez, “una ocasión para despedirnos de la afición y agradecerle todo lo que ha aportado esta temporada. Tenemos que ganar para que disfruten”.
Eso en el aspecto meramente deportivo, pero el encuentro esconde una apartado sentimental muy acentuado, porque servirá para despedir a los que terminan su etapa en el club. Entre todos ellos, además de Nelson Espino, destaca el adiós de Jesús Herrero. El capitán dice adiós al equipo que ha dado sentido y al final de su carrera deportiva. Lo hace por sus 37 años y por su trabajo, que le impide seguir compatibilizando las exigencias de la competición con su carrera.
Será el último encuentro de uno de los mitos fundadores del Alarcos. O quizás no, porque Jesús Herrero, que quiere despedirse en su pabellón preferido, el Puerta de Santa María, lo cambiaría si es que su Alarcos tiene alguna opción, por remota que sea, de meterse en el play off. Pero para ello, hay que ganar al Tolosa