“Y entonces, abrí la puerta de par en par, y ¿qué es lo que vi? ¡Las tinieblas y nada más!”. Valdepeñas acababa de perder el primer partido del play-off.El desánimo fue general. Quedaron pocas, muy pocas ganas de levantarse del asiento. 36 segundos. Solo 36 segundos. Solo le sobraron al partido 36 segundos. Elche decidió jugar de cinco y empató. Y llegó la prórroga. Valdepeñas la jugó cuesta arriba, con el lastre del desánimo. Fue rápida, casi sin dolor.
Por suerte, solo ha habido que esperar una semana para jugar el segundo partido. Va a ser esta tarde, en Elche, a partir de las 18:30 horas. Esperanza Lag se llama el pabellón. Escondido entre palmeras, es pequeño y discreto por fuera. De coloridas gradas y pista azul por dentro. El partido, seguramente, no será muy distinto al primero, en el que las diferencias fueron mínimas. Como los porteros tuvieron grandes actuaciones, fueron tan decisivos, el resultado lo definieron los errores en defensa, los pequeños detalles, la falta de concentración en momentos puntuales. Goles a la salida de un córner o de banda. Goles en transiciones perfectas. De lanzamiento de 10 metros o en juego de cinco. Goles prefabricados, no dejados al azar del juego.
“No sufras, ya llega el día. No sufras, porque ganaremos, nosotros, los más sencillos ganaremos, aunque tú no lo creas, ganaremos”. Ese era el homenaje que hacía Pablo Neruda al hombre sencillo. Al hombre humilde, al trabajador. Homenaje que también podría valer para el jugador del FS Valdepeñas. Sencillo, humilde, trabajador. Que no vive del futbol. Que trabaja, que estudia. Que, seguramente, sea el jugador de la categoría que menos sesiones de entrenamiento realice a la semana. Que, probablemente, sea el que más kilómetros recorra para ir a entrenar, a Valdepeñas o a un modesto pabellón del sur de Madrid. Que cuando regresa de los entrenamientos cena bocadillos fríos en el coche.
Hoy Valdepeñas podría comenzar a andar el camino que nadie nunca antes logró finalizar. Lo que en once eliminatorias de un play offde ascenso nunca nadie logró. Porque nadie con el factor campo en contra que perdiera el primer partido pudo remontar la eliminatoria. Pero no es imposible. ¿Por qué no va a suceder? Valdepeñas tiene fútbol para hacerlo. Experiencia más que de sobra. Nadie se va a poner más nervioso de lo razonable. Si hoy ganase, mañana a la misma hora, en el mismo lugar, se jugaría el tercer partido, el decisivo. Pero para eso queda mucho.
Antes hay que jugar cuarenta minutos, los más importantes de la temporada. Antes hay que jugar el partido más lejano al que ha llegado Valdepeñas en su búsqueda del ascenso. El que nunca pudo ganar. Haría bien en afrontarlo con el espíritu de una foto. La del empate a dos del sábado pasado. La de estrategia de banda. La de la vaselina a un gigante. La del grito desbocado de Mimi y la camiseta roja de Nacho Pedraza. La de Kike reuniendo en un grito la tensión acumulada de las más de 1.000 personas angustiadas que abarrotaban el Virgen de la Cabeza. Ese sería el espíritu. Un grito de rabia, de venas hinchadas y dientes apretados, de puños cerrados y balones divididos ganados.
Porque Valdepeñas nunca se rinde. No sabe hacerlo. Con el Virgen de la Cabeza embutido en una esquina del Esperanza Lag, no puede hacerlo. Lo sufriremos.
Un centenar
En el Esperanza Lag de Elche el FS Valdepeñas contará con parte de su fiel hinchada en el segundo encuentro de las semifinales del play off. En principio habrá cerca de un centenar de aficionados azulones en el pabellón ilicitano. Los que no puedan viajar no tienen por qué perderse el encuentro, ya que podrá seguirse a través de la web de la Liga Nacional de Fútbol Sala. Para el mismo, si no hay ningún inconveniente de última hora, el entrenador valdepeñero, Leo Herrera, podrá contar con toda la plantilla.