El Almagro consiguió el pasado domingo ante el Miguelturreño mucho más que tres puntos. Fue una victoria como agua de mayo y tres puntos de oro que, quién sabe, pueden valer una salvación dentro de dos meses. Un gol de Raúl en el minuto 94 dio la victoria al conjunto de Kiko Vilches después de un partido duro, trabado y pasado de revoluciones. El acta arbitral, en forma de parte de guerra, se saldó con cuatro expulsados en el Miguelturreño, quizá algo excesivo para lo visto tras los casi cien minutos que duró el encuentro.
Tras la conclusión, y mirando ya al partido del próximo fin de semana ante el Villacañas, Calos García reconocía que “la victoria nos vino como agua de mayo y sabemos muy bien que son tres puntos de oro que nos van a ayudar a coger más confianza y más aún con el subidón que supuso ese gol de Raúl en el último minuto”. Pese a la victoria, el central aseguraba que “nos fuimos con ese malestar o espinita clavada de no haber materializado tantas ocasiones que tuvimos ya que si hubiéramos marcado mucho antes, la cosa hubiera cambiado”.
Hablando del polémico arbitraje, para Carlos García, “dos de las tres expulsiones fueron claras, aunque quizá la de Ivanchu fue excesiva, pero los árbitros son personas como todos y también se equivocan como los jugadores y como todo el mundo”. Por otro lado, ya avisaba el defensa rojillo que “era un partido trampa porque sabíamos de la dificultad del rival”.
Mirando al futuro más inmediato, la experiencia del central le hacía pensar que “la permanencia pasa por puntuar con equipos de nuestra liga como Villacañas y, sobre todo, los de casa e intentar no perder fuera”. Por último, y ante las críticas o el malestar de la afición del Manuel Trujillo, el daimieleño mostraba su empatía al señalar que “me pongo en el lugar de la grada y los entiendo, pero nosotros somos los primeros que queremos ganar. Que no quepa duda de que nos vamos a dejar todo y que vamos a conseguir la permanencia”.