Hay un galimatías en Cataluña, en estos momentos, que nadie se aclara. Y es lógico. No se podía esperar otra cosa después de la que han organizado. Hay muchos culpables, y Rajoy no está fuera de esa lista.
De todas formas pienso que el primer puesto de la lista de culpables lo ocupan Artur Mas, Puigdemont, Convergència, el PdeCAT, o lo que sea, que nadie sabe lo que es. Yo creo que ni ellos lo saben a estas alturas. Un partido que ha sido hegemónico en Cataluña, nacionalista, sí, pero nunca independentista, está a punto de desaparecer, si no ha desaparecido ya. Parece que están estudiando como amortajarlo. Si el diseñador de esta operación, como parece, ha sido el artista Artur Mas, ya podía estar haciendo las maletas y dedicarse a otra cosa, aunque sea a vender cepillos de dientes. Podían montar una empresa con el dinero que han ganado con el “tres per cent”, y llamarla “Mas Pujol”. Y a Puigdemont ni para “chico de los recaos”. Bueno sí, podría ser el representante de los cepillos “Mas Pujol” en Bruselas; “un hombre con gran experiencia en relaciones internacionales”. “Lo está demostrando”.
Y si hablamos de los Comunes Podemos, el galimatías es morrocotudo. Lo único que tienen claro es intentar cargarse al PSOE por todos los medios. Pero ni eso lo saben hacer. Están más perdidos que Carracuca, -aunque no sé quién es el tal Carracuca-. Por otro lado ERC y C´s si saben muy bien lo que quieren. Otra casa es que sea lo conveniente para Cataluña y España. Yo creo que sería letal. Como ambos se consideran ganadores, -que está por ver-, ambos buscan el frentismo. Ambos buscan liderar a los independentistas, los unos; y los otros a los constitucionalistas, -como dicen ellos-. ¡Qué gracia me hace! Y así la guerra continuaría por mucho tiempo.
No es guerra lo que necesitamos en este momento. Bastante guerra ya hemos tenido; bastante guerra nos han organizado los del Junts pel Sí desde la Generalitat, y los de Rajoy desde toda España. El PSOE es el único con posibilidades de volver a la estabilidad entre Cataluña y España. Es el único que ha demostrado a lo largo de la historia reciente que puede gobernar Cataluña y España estableciendo equilibrio, pero sobre todo proporcionando mejoras en el bienestar social; dos cuestiones que llevan mucho tiempo abandonadas en Cataluña y en España.
