Concluye un año convulso, la deriva independentista en Cataluña lo ha absorbido todo. El “procés” se ha convertido en el mejor aliado de las políticas conservadoras, de los recortes y la desigualdad. Mientras los unos alardean de la salida de la crisis y la recuperación económica, los otros venden la ilusión de una república salvadora; eso sí, insolidaria y, presumo como otros, con escasas probabilidades para prosperar en Europa. Tras un nuevo proceso electoral, quedó claro lo que algunos llevábamos diciendo desde el principio, solo con el diálogo y la negociación restablecerán el clima de normalidad y confianza de la sociedad catalana.
Para el sindicalismo de clase, para Comisiones Obreras, fue un año de reivindicaciones que pasaron en la mayoría de los casos desapercibidas, y no recibieron la atención de los grandes medios de comunicación. Estuvimos al frente de iniciativas a favor de las personas más desfavorecidas, y de la recuperación de derechos para restituir todo el destrozo de la crisis, de las reformas laborales y de las políticas de recortes aplicadas.
Los cambios impuestos en el mercado de trabajo pusieron en evidencia que el empleo sigue siendo un elemento determinante en el grado de vertebración de una sociedad. El poder de negociación de los trabajadores en la empresa se ha erosionado, debido a una gestión empresarial que antepone los intereses inmediatos de los accionistas, y que disfrutando de la permisividad y dejación fiscal por parte del Gobierno, ponen en peligro la redistribución de la riqueza y el Estado de Bienestar.
Las políticas económicas aplicadas en Europa y en España han generado un serio debilitamiento económico y social. Y a pesar de que las perspectivas mejoran ligeramente, los efectos de las políticas fiscales y la devaluación salarial permanecen. Las nuevas realidades productivas, la debilidad industrial estructural, y la incertidumbre en el empleo, siguen azotando el progreso social. En esencia, los gobernantes nos venden una recuperación triunfalista y desigual.
En el momento actual hay una gran incertidumbre sociopolítica en el país, muchos asuntos económicos y laborales quedan aparcados, y se olvida de la principal necesidad que hay que abordar: Un nuevo Contrato Social como elemento central de la lucha contra la desigualdad. Una reivindicación que debería formar parte de cualquier agenda social y política de los que defendemos más democracia, más progreso, más bienestar.
En conclusión, todo pasa por reforzar instituciones, y recuperar derechos y empleo. Priorizar una hoja de ruta dónde los servicios públicos, la política industrial, las infraestructuras, la lucha contra la pobreza, el pacto de pensiones, la protección social, las energías renovables, entre otras necesidades socioeconómicas, sirvan para avanzar decididamente hacía un reparto equilibrado de la riqueza y un ensanchamiento de los espacios de intervención de los diferentes agentes sociales, económicos y políticos para que, ese decálogo, sea el único que sirva a los intereses estratégicos de España, de Castilla La Mancha y de la provincia de Ciudad Real.
Los sindicatos de clase insistimos, y vamos a continuar insistiendo en un cambio de rumbo en las políticas conservadoras. La única transformación social posible pasa por reformas progresistas a la ofensiva, por decisiones políticas que antepongan a las personas y refuercen el estado social y de derecho.
Ahora, en tiempos de banderías, de símbolos que tapan las desigualdades, las necesidades estratégicas y las penurias de las personas que peor lo está pasando. Se utilizan, en este período de incertidumbre y zozobra territorial para olvidar lo prioritario: el compromiso con la gente, y las garantías de un cuadro de derechos (pensiones, rentas mínimas, SMI…) como elemento central contra la desigualdad y la vertebración social.
Ahora, que se han conmemorado los 39 años de la Constitución Española, de la conquista democrática en nuestro país; años de pasión, esperanza y lucha, que no pueden despacharse irrespetuosamente, hay que ensamblar nuevas alianzas y compromisos políticos para asentar nuevas bases de futuro. En esa idea estamos los de CCOO. para que, colectivamente, demos un gran impulso ante las nuevas realidades sociales, territoriales, medioambientales y productivas. Es obligado hacerlo con ponderada urgencia y decisión.
José Manuel Muñoz Expósito es el secretario general de la Unión Provincial de CCOO