Belén Rodríguez
Ciudad Real
Jorge T.A., el técnico del transporte sanitario que provocó un accidente mortal en la travesía de Miguelturra frente a las urbanización Las Norias, en octubre de 2013, ha sido condenado a tres años y medio de prisión.
El juez lo considera autor de un homicidio por imprudencia “en concurso con un delito contra la seguridad vial en su modalidad de conducción temeraria”, sin atenuantes.
El titular del juzgado de lo Penal 2 de Ciudad Real, que juzgó el caso en diciembre, considera probadas todas las circunstancias que le atribuyeron las acusaciones: que conducía bebido y drogado; que se saltó un control de alcoholemia y que condujo a toda velocidad en un tramo limitado a 50 km/h. De esa forma embistió a otro coche conducido por José Luis Alegre, un empleado del Museo Provincial de 40 años, que falleció.
La sentencia, que se notificó hoy a las partes, recoge además que se le priva del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por tiempo de 5 años y dos meses, con pérdida del permiso de conducción.
Un cuarto de millón de indemnización
En cuanto a la indemnización a la viuda, el hijo y los padres del fallecido, se ha fijado en unos 250.000 euros (casi lo que pedía la acusación particular), que deberá abonar la aseguradora Hilo Direct Seguros y Reaseguros, declarada responsable civil del siniestro.
“Entiendo que la sentencia está muy bien elaborada y trabajada. Es adecuada a los hechos y justa”, señaló a Lanza el abogado de la la familia del fallecido, José Luis Vallejo.
A la petición de la defensa de que se anulase la prueba de alcoholemia en sangre que se le hizo tras una extracción después del accidente, supuestamente sin su consentimiento, el juez dictamina que no ha lugar, puesto que no se hizo a efectos coercitivos, sino “curativos” (él mismo resultó herido grave en el siniestro). También considera probado que no se ha quebrado la cadena de custodia.
Iba a llevar a un amigo a Miguelturra
El juez ha declarado probado que el 6 de octubre de 2013, domingo sobre las 7.30 horas de la mañana, el acusado, que había estado de bares en el Torreón, circulaba en dirección a Miguelturra para llevar a su casa a un amigo con el que había estado bebiendo, cuando se topó con un control de alcoholemia de la Guardia Civil, en la rotonda de la A-43.
No hizo caso de las advertencias de los agentes de que parara, apagó las luces de su vehículo para que no le tomaran la matrícula y huyó a toda velocidad por la travesía de acceso a Miguelturra. Segundos después se produjo la colisión con Juan Antonio Alegre, que falleció poco después y que se acababa de incorporar a la carretera desde la calle Alberca, de la urbanización Las Norias, su lugar de residencia.
A 130 kilómetros
El impacto fue tan importante (los peritos estiman que en el momento del choque un vehículo iba a 130 km/h y el otro a 30) que el motor del coche de la víctima salió despedido con tanta fuerza que impactó con una farola, la rompió, y también parte del muro de la urbanización.
En se momento se supone que Jorge T.A., de 31 años ahora, “omitió el respeto debido a las normas de circulación y a una velocidad excesiva para las condiciones y limitación de la vía, embistió de forma frontolateral, sin llegar a accionar el sistema de frenado”.
Se da también por probado que el vehículo en el que viajaba el fallecido había recorrido once metros de la travesía de la carretera comarcal CM-427, y se considera “desconocido” si respetó o no la señal de STOP que tenía para hacer sea maniobra.