L.M.G.B. llegó a Almagro en mayo de 2005 desde Cádiz, donde había trabajado como comercial de una fábrica de pinturas.
En la localidad ciudadrealeña, a través de relaciones familiares, logró encontrar otro empleo en una fábrica de muebles, también como comercial.
Este martes se ha sentado en el banquillo de la Sección Primera de la Audiencia de Ciudad Real acusado de un delito de estafa por engañar al entonces gerente de la fábrica de muebles, yerno del dueño, al que metió en un laberinto ofreciéndole comprar oro en Mozambique para hacerse con una buena cantidad de dinero.
El fiscal pide para este hombre un año y tres meses de cárcel, la acusación particular cuatro años de cárcel y una multa de 3.000 euros, mientras que la defensa pide su absolución.
Tras empezar a trabajar en la fábrica de muebles, el hombre detalló al gerente de la misma, J.V.C., que fue quien le denunció, que era dueño de una mina de oro y metales preciosos en Mozambique, a medias con F.J.M.S., hoy en busca y captura y que también está encausado en este proceso.
F.J.M.S. era el dueño de la fábrica de pinturas en la que había trabajado antes L.M.G.B. y no era el primer negocio del mismo tipo del que intentaron con el gerente de muebles que habían llevado a cabo.
Poco a poco le va convenciendo de que invirtiera comprando oro de la mina de Mozambique. Tras un encuentro con F.J.M.S. al final, J.V.C. acaba aceptando, viendo también la posibilidad de hacer negocio con los muebles en el país africano.
Todo confluye en un viaje a Mozambique en el que van los tres personajes implicados, otro colaborador de F.J.M.S. y una pareja que también viaja para comprar oro.
Ya en la sede de la empresa minera en Maputo, la capital de Mozambique, J.V.C. entrega 8.800 euros y seis entregas de 3.000 euros cada una, a través de Western Unión, para los tres miembros de la empresa y una secretaria que residía en Maputo.
Inocente
En el juicio de este martes, el acusado, L.M.G.B. se ha declarado totalmente inocente de los hechos de los que le acusa y ha negado que fuera él quien recibiera los 8.800 euros, mientras que el denunciante, J.V.C., ha mantenido su versión de la entrega del dinero y otros dos2.000 euros más para pagar los gastos de la empresa minera en Maputo.
La no entrega del oro genera discusiones entre el comprador y los vendedores, al final, el dorado metal no apareció y todos volvieron a España sin él. J.V.C. y F.J.M.S. firmaron un contrato recogiendo la operación, pero, llegado un momento, el acusado huido, el presidente de la empresa minera, F.J.M.S. desapreció sin dejar rastro tras haber desviado el dinero entregado a su cuenta particular.
En el juicio, ha declarado el director gerente de la empresa minera, R.M.V., que se quedó solo en Mozambique y que como representante de la empresa minera en Mozambique tenía que dar razón ante las autoridades de aquél país, y que trasladó al denunciante todas las ilegalidades que se podían haber cometido en la transacción para comprar el oro, un metal que no se podía exportar a España sin cumplir unos requisitos mínimos, que, en ningún caso se habían cumplido, más allá de no existir constancia del oro, cinco kilos en total.
La no presencia de uno de los testigos ha hecho que la próxima sesión del juicio se haya convocado para el próximo día 23 de enero.