Una semana antes de que Almodóvar del Campo conmemore la fecha del nacimiento de Juan de Ávila, santo y doctor de la Iglesia universal, su Casa Natal vivió este sábado 30 de diciembre una muy grata jornada de puertas abiertas, con la visita de decenas y decenas de personas que quisieron conocer tanto el resultado de las obras y elementos artísticos que el inmueble ha incorporado, como la profusa historia que atesora el edificio.
Entre quienes se interesaron en este sentido cabe citar al alcalde José Lozano y otros concejales del Ayuntamiento, que ha colaborado junto con el Obispado de Ciudad Real en la financiación de los trabajos. Inversiones que desde el verano han permitido renovar buena parte de la carpintería de madera, dotar de deslumbrantes vidrieras alusivas al maestro Ávila, cambiar el suelo del patio y otras estancias de la planta baja y, como principal novedad, destinar varias habitaciones a retiros y convivencias espirituales.
Juan Carlos Torres, sacerdote titular de la Parroquia de Almodóvar del Campo, aprovechó la visita de los ediles para expresar púbicamente el agradecimiento por la aportación consistorial, al tiempo que hizo lo propio para con los responsables de la Diócesis y en particular al obispo, monseñor Gerardo Melgar.
A ambas entidades reconoció tan importantes colaboraciones económicas, que contribuyen por un lado a hacer de esta Casa Natal todo un referente en las labores pastorales y de acogida de peregrinos y, por otro, a dignificar el patrimonio histórico y cultural de la localidad. También hizo extensiva su gratitud para con quienes, a título particular y anónimo, han querido hacer también aportaciones para facilitar el proyecto.
Voluntarios del programa VOCATIO articularon con gran solvencia y amabilidad el trasiego de tamaño número de visitantes, tanto en horario matutino como vespertino y ejercieron de guías en todas y cada una de las zonas donde el público, distribuido en grupos, se fue deteniendo para recibir las oportunas explicaciones. Cada itinerario, entre la planta baja y las dos plantas superiores, además el oratorio y la denominada ‘cueva de las penitencias’, se prolongaba por espacio de más de una muy interesante hora.
La visita, a juzgar por las impresiones de los ciudadanos, resultó amena, curiosa y agradable, dándose a conocer o simplemente recordando datos de interés que explicaban el porqué de las cosas que hay en cada dependencia y un poco el ayer y el hoy de este inmueble que data del siglo XV o XVI. Y, sin duda lo más importante, el hecho de que el Juan de Ávila que en ella nació un 6 de enero de 1499 o 1500, se crio como niño y desarrolló su personalidad como joven, descubriendo en ella su vocación sacerdotal y de entrega a Dios y a los demás prójimos.