El cielo respetó a la difunta Doña Sardina y concedió clemencia durante unas horas aguantando una lluvia que no ha dejado de caer durante toda la semana para que pudiera desarrollarse con total normalidad el sepelio más esperado del carnaval.
Cientos de ciudarrealeños se congregaron en la Plaza Mayor para dar el último adiós a una Doña Sardina que vivió un funeral muy animado gracias a la actuación de la compañía Cia.Nuro, que realizó un espectáculo de teatro de calle que bautizó como ‘La Gran Batalla Final del Carnaval’, en la que conjugaron música, baile, fuego y unas piñatas en las que se arremolinaron los más pequeños para recoger sus tesoros ocultos.
Una gran dama de blanco presidía desde el centro de la plaza ciudarrealeña la despedida de la sardina más famosa. Corriendo a su alrededor, un gran dragón chino la acompañaba, mientras enormes conejos y oscuros jabalíes mostraban su habilidades en las artes pirotécnicas.
Una vez finalizado el espectáculo, los más allegados de la difunta fueron acercando su cuerpo hasta la gran pira funeraria que ya ardía bajo la atenta mirada de la estatua de Alfonso X El Sabio y las figuras de Don Quijote, Sancho Panza y Miguel de Cervantes desde el carillón.
Ya sobre su pira, el fuego comenzó a consumir poco a poco a una gran sardina que en principio se resistía a arder y que inclusó se cayó de su pedestal, al que pronto fue devuelta y donde en pocos minutos fue pasto de unas llamas cuyo calor que desprendía fue agradecido por los asistentes.
Tras la incineración de los restos de Doña Sardina, todos los asistentes al sepelio pudieron aliviar su pena por tan enorme pérdida gracias a una gran sardinada, acompañada por buen vino, que corrió a cargo de la Concejalía de Festejos y la Federación de Peñas de Ciudad Real.
Kilos y kilos de sardinas fueron asadas para el disfrute de las numerosas personas que siguieron con atención este Entierro de la Sardina.
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