Más de una quincena de músicos -la mayoría de ellos profesores, aunque también algunos alumnos y antiguos alumnos- actuaron este miércoles en el Concierto de Santa Cecilia del Conservatorio Marcos Redondo, que permitió disfrutar de un variado repertorio, propuesto por muy diversas formaciones, con composiciones desde el Barroco hasta la actualidad.
Con el ‘Cuarteto de París nº 6 en Mi menor’, de Telemann, interpretado por María Rosa Sanz y Natalia López de los Mozos a las flautas traveseras, Ignacio Morales al violonchelo barroco y Hernán Milla al clave, comenzó el recital que continuó con ‘Märchenbilder op. 113’, de Schumann, a cargo de Francisco Javier Nieto a la viola y María Tarrés al piano.
Luego llegó el estreno del ‘Vals de las cruces’, del clarinetista Bernardo Moreno, que también tocó con Antonio Fernández y Blanca Samper al piano ‘Intermezzo’, de Mangani, y ‘Ninna Nanna’, de Gualdi; composiciones que dieron paso a temas de ‘La lista de Schindler’, de J. Williams, a cargo de Ana María Gorbe al violín y Silvia Fernández al piano.
También la pianista Silvia Fernández, con Sonsoles Rodríguez al violín, tocó ‘Baal Shem: 3 pictures of Hassidic life’, de Bloch, y Carlos Cano deleitó a la flauta con ‘Lecuonerías (The Cape Cod Files)’, de Paquito D’Rivera.
Así mismo, el programa incluyó ‘Intermezzo Op. 118 nº 2’, de Brahms; y ‘La isla alegre’, de Debussy, por parte de la pianista Isabel Moreno; y ‘Mon coeur s’ouvre a ta voix’, de Saint Saens; y ‘Dopo l’oscuro nembo’, de Bellini, con Susana Ferrero al canto y Miguel Ángel Gómez al piano; para culminar la velada con el ‘Sexteto para piano y quinteto de viento Op. 100’, de Poulenc, a cargo de Sergio Ruiz al piano, María Rosa Sanz a la flauta, Emilio Cejudo al oboe, Bernardo Moreno al clarinete, Marina Díaz-Peñalver a la trompa y Lorena López al fagot.
Décimo aniversario
El concierto sirvió también para festejar el décimo aniversario del nuevo edificio del Marcos Redondo. “Es una suerte tener esas instalaciones y poder celebrar ya diez en años en ellas”, apreció el director del Conservatorio, Rafael Sanz. “Contar con unas instalaciones como éstas es un plus de calidad en la Enseñanza”, indicó Sanz, que destacó que fue un edificio “pensando para dar música y por la música”. Hay muy pocos conservatorios que tengan la suerte de tener un escenario como el Auditorio Manuel de Falla, en el que los alumnos aprenden lo que es “verdaderamente ser artista y enfrentarse al público en un escenario grande”, señaló Sanz, para quien se trata de uno de los escenarios importantes de la ciudad y el mejor por su acústica para los conciertos en acústico.