El seleccionador nacional, Jordi Ribera, está estos días en Ciudad Real, siguiendo muy de cerca la concentración de la selección española promesa que participará en el Festival Olímpico de la Juventud Europeo (FOJE) en Hungría. El combinado español, dirigido por Miguel Ángel Velasco, es la “segunda unidad” de su generación, una idea de Ribera para tratar de ampliar la base con la que trabaja la Federación. “Hemos abierto un formato diferente. Estuvieron 58 jugadores en el CAR de Granada. De ahí ha salido esta selección que viajará a Hungría. La idea es captar el mayor número de jugadores y a partir del año que viene extendamos el formato a otras categorías, haciendo partícipes de la dinámica de la selección a un buen número de jugadores”, explica el preparador español. “No es un proyecto mío, sino de la Federación. Espero que dentro de unos años podamos ver los frutos que ofrece”, apunta Ribera.
La Federación ha tomado como una de sus bases Ciudad Real. Hace menos de un mes estuvo en el Quijote Arena el combinado juvenil femenino y ahora los chicos. No serán los últimos. “Hace cosa de un mes y medio, vinimos a Ciudad Real, buscando sitios en los que poder trabajar. Este ha sido siempre un lugar de balonmano, pero no solo en la época del Ciudad Real, sino en la del Caserío. Encontramos las puertas abiertas por parte de todos, especialmente del ayuntamiento, y esperamos que esta colaboración se alargue mucho tiempo”, cuenta Ribera, que recuerda sus pasos por Ciudad Real, “por el Quijote Arena y por el Puerta de Santa María. Cada vez que venías, sabías que te enfrentabas a un rival dificilísimo, sobre todo en la etapa en la que dirigí al Ademar con el mejor Ciudad Real. Recuerdo también los partidos cuando estaba en el Galdar contra un Ciudad Real que empezaba. Venir aquí me trae muchos recuerdos”.
“A ver si algún equipo de aquí consigue dar el salto a la Asobal. Lo que le pasó al Ciudad Real le ha pasado a muchos equipos, el Teka, el Atlético de Madrid, el Bidasoa, el Valladolid… Lo importante es que siga habiendo esa base que en cualquier momento se pueda reavivar”, analiza Ribera. El panorama del balonmano español ha cambiado mucho en los últimos años, con un Barça “tiránico”, sin oposición y muchos jugadores repartidos por toda Europa. “Antes era algo más sencillo, porque la mitad de la selección estaba en el Barça y la otra mitad en el Ciudad Real o el Portland. Los jugadores estaban acostumbrados a jugar juntos. Ahora, no, pero a cambio, tienen otras experiencias, maneras diferentes de ver el balonmano”, finaliza Ribera.