Con el título ‘La apertura internacional del régimen franquista: ¿obligación, oportunidad para la modernización del país?’, se celebró este miércoles en la Aula Cultural una mesa redonda en la que se analizaron diversos aspectos sobre este período, del que se suele destacarse el ‘desarrollismo’ por el crecimiento económico de en torno a un seis por ciento en la década de los sesenta.
No obstante, la imagen típica del turismo y el 600 no fue una realidad para gran parte de la sociedad ya que el ‘desarrollismo’ concedió “un progreso muy focalizado en diferentes puntos industrializados del país como el norte y Madrid”, mientras que a nivel de las provincias rurales y periféricas, que eran la mayoría, como por ejemplo Ciudad Real y Albacete, “ese desarrollo del ‘milagro español’ no fue tal”, expuso Sergio Molina, profesor del Seminario de Estudios de Franquismo y Transición de Albacete.
Las políticas sociales que se pusieron en marcha en esos momentos no llegaron a “un mundo rural anclado en una agricultura demasiado manual y poco mecanizada” y, aunque se promovió la creación de viviendas, “el déficit” era mayor que las que se construyeron y “no siempre recaían en manos de quien más las necesitaba”, afirmó Molina, que, indicó, así mismo, que la apertura al exterior posibilitó la entrada de ideas que influyeron en lo que a partir de los años 70 se consolidó como oposición democrática.
En este contexto de los años 60 en los que se dan pasos en diversos ámbitos favorables a la modernización del país, se puso en marcha el programa de Educación en Alimentación y Nutrición ‘Edalnu’, del que se exhibe hasta el 25 de noviembre en el Aula Cultural Universidad Abierta una didáctica exposición organizada por las Universidades de Valencia y Alicante y el Instituto de Historia de la Medicina y la Ciencia ‘López Piñero’.
Folletos, libros, manuales, ilustraciones y hasta una ‘rueda de los alimentos’ de este pionero programa, impulsado con el apoyo de Unicef y la FAO en 1961 para difundir criterios de cómo alimentarse mejor, se pueden presenciar en esta exposición que explica cómo surgió esta actuación educativa, aplicable en la escuela, familia y comunidad, que buscó resolver problemas de malnutrición, debido “muchas veces más a la ignorancia que a falta de recursos económicos”, y que promovió sobre todo la importancia de consumir “alimentos protectores como leche, verduras, frutas e incluso legumbres cuyo consumo empezaba a perderse”, comentó Josep Bernabéu, profesor de la Universidad de Alicante.
‘Edalnu’ contaba con ‘diplomados’ que formaban a los ‘iniciados’ que, a su vez, instruían sobre alimentación saludable a la población y el programa estaba integrado por seis unidades educativas. La primera era la relativa a la adquisición de conocimientos, que era lo que se explicaba sobre alimentación y nutrición en las aulas; la segunda tenía que ver con el complemento alimenticio y el programa promovió el reparto de botellines de leche en los centros escolares para crear el hábito de consumir este alimento; y la tercera se correspondía con el club escolar como forma de hacer partícipes a los alumnos en las actividades del programa, mientras que las dos unidades restantes eran el huerto escolar -se crearon más de 450- y la granja escolar, donde no sólo se fomentaban hábitos alimentarios adecuados y el consumo de vegetales, sino que también se impartía educación medioambiental.
“Fue un programa que involucró a las familias y la comunidad”, destacó Bernabéu, que abogó por preservar los positivos valores que esta formación puede aportar actualmente para la educación en alimentación y nutrición.
Mesa redonda
Profesionales de las Universidades de Granada, Valencia, Alicante y Castilla-La Mancha participaron en el encuentro, en el que también intervino el catedrático de Historia de la Ciencia de la granadina Facultad de Medicina, Esteban Rodríguez Ocaña, que realizó un balance sobre la sanidad desde la inmediata postguerra hasta 1957; así como María José Bágena, de Historia de la Ciencia de la Facultad de Medicina de Valencia; María Isabel Porras, de la UCLM; y Rosa Ballester, de la Universidad Miguel Hernández, quienes disertaron sobre el impacto de los programas colaborativos de la Organización Mundial de la Salud con España en la lucha contra las enfermedades infecciosas a partir del año 52.