Ciudad Real es una provincia “bastante segura”, en la que la delincuencia está a la baja. Lo dicen los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y este lunes también la fiscalía provincial, que en 2016 detectó un retroceso delictivo de entre un 2 y 3 por ciento.
En un año se han pasado de 32.800 diligencias previas (2015) a 18.900 (2016), lo que se explica en parte porque ya no llegan a los juzgados las denuncias por delitos sin autor conocido, y en consecuencia no tienen que sobreseer (cerrar) tantos casos, según acaba de señalar el fiscal jefe provincial Luis Huete.
El año pasado los fiscales de la provincia le dieron un buen empujón a los asuntos atrasados. “En diciembre de 2016 teníamos 4.432 diligencias previas pendientes en todos los juzgados, mientras que en 2015 eran 5.700, lo que significa que han bajado un 23%”, ha subrayado Huete.
Los procedimientos abreviados (por delitos comunes) tanto del año como pendientes y las diligencias urgentes (juicios rápidos, muchos de ellos delitos de tráfico), también bajaron significativamente en 2016 en la provincia. Sobre estos últimos Huete ha destacado el alto número de sentencias de conformidad, 800 de unos 1.500 casos que se tramitan en apenas una semana.
Los sumarios que se abren por los delitos más graves (homicidios, asesinatos, violaciones), también bajaron en 2016: 13 frente a los 26 del año anterior. Sin embargo el año pasado se calificaron más casos, 18 frente a 10 por los pendientes de otros años.
Los datos más relevantes de 2016 se completan con los de presentación de escritos de acusación (el último paso en un proceso): 2.418, un 16 por ciento menos que el año anterior.
2 ó 3 fiscales más en Manzanares
Que los números bajen no quiere decir que lo haga la actividad. Luis Huete ha reclamado “más plantilla” para la fiscalía provincial, sobre todo para delegación territorial en Manzanares, en la que considera que se necesita dos o tres fiscales más (desde allí se atiende la mitad este de la provincia). La plantilla de la fiscalía está formada por 22 fiscales.
La fiscalía tiene muchas dificultades logística para atender juzgados entre los que en ocasiones hay doscientos kilómetros de distancia, hacer guardias, pedir comparecencias de prisión, visitas a los centros de menores o de ancianos, “actividad que no se anota en la estadística pero que están dentro de nuestras obligaciones”, ha recalcado el fiscal jefe.
Caso de abusos en el seminario
Huete ha admitido que la justicia tarda mucho en responder a las denuncias de abusos a menores, por la complejidad de las pruebas periciales, que incluye examen al menor. Un ejemplo es el caso del sacerdote denunciado por presuntos abusos en el seminario de Ciudad Real, que dos años después no se ha juzgado todavía (la Audiencia no ha fallado aún sobre el auto de procesamiento), aunque la Iglesia ya ha resuelto.
Muchos juicios suspendidos
Por otra parte, el fiscal jefe ha pedido además una reflexión sobre la cantidad de juicios que se suspenden al cabo del año el mismo día se celebración, 1.131 el pasado, algo que considera una “lacra que se tiene que rebajar”.