Se trataba ya de la octava vez. La Orquesta Filarmónica de la Mancha presentaba anoche en Ciudad Real una selección de las principales obras del mal llamado género chico. Nada de chico, aunque no es lugar ni momento de aclarar este equivocado encuadre. Pero, en todo caso, se trata de un género auténtica y exclusivamente español, cuyos prestigiosos autores han logrado colocar con letras de oro sus páginas más gloriosas.
Por cierto, en el inicio del concierto -con un Patio de butacas completo y escasas dos terceras partes en el Anfiteatro- el director de la OFMAN, Francisco Antonio Moya, agradeció a los propietarios de la marca “Antología de la Zarzuela” su autorización para utilizarla en los conciertos sobre este género. Nunca habíamos imaginado que una Antología o Selección de la Zarzuela, pudiera estar registrado a nombre de una persona física o jurídica.
Y puestos a buscarle la punta a esta Antología, hemos redescubierto que con el título de “Antología de la Zarzuela” se estuvo emitiendo en TVE durante la temporada 1979-1980, dirigido por Fernando García de la Vega. Pero antes de eso, en 1966, José Tamayo Rivas (Granada, 16/08/1920, Madrid, 26 /03/2003) fue el verdadero creador de la “Antología de la Zarzuela”.
ANTECEDENTES DE ANTOLOGÍA
Este director y empresario teatral español, recorrió nuestro país (especial mención requieren sus montajes para “Festivales de España”) y los escenarios más importantes del mundo. Director del Teatro Español (1954-1962), empresario del Teatro Bellas Artes, y director del Teatro Lírico Nacional, recibió el Premio Max de honor en 2002.
Consiguió reunir a los más destacados cantantes de nuestra canción lírica (Victoria de los Ángeles, Montserrat Caballé, Josep Carreras, Plácido Domingo…), fundando la “Compañía Lope de Vega”, que será durante años la titular del Teatro Fuencarral. Y precisamente con esta compañía llegaría a popularizar el género de la zarzuela, dentro y fuera de España.
Desaparecido Tamayo, en 2003 se recupera la “Antología de la Zarzuela” y se hace sobre el esbozo de la nueva escenografía y vestuario de su creador. Al frente de este proyecto el último equipo artístico de José Tamayo: Antonio Ramallo, su mano derecha y ayudante de dirección, y José Antonio Irastorza, Director de Orquesta de los últimos montajes de la Antología, y con la coreografía original de Alberto Lorca.
Pocos directores y empresarios llegarán a tener la maestría y prestigio que alcanzó Tamayo en la difusión de la zarzuela. Sin embargo, también el director y empresario José Luis Moreno, realizó unas reposiciones de zarzuela en el teatro La Latina (La Revoltosa, Doña Francisquita, La verbena de la Paloma, Gigantes y Cabezudos…) sin que pueda (ni lo pretendiese) denominarse Antología de zarzuelas.
UN ORIGEN MUY LEJANO
La Zarzuela nace como género musical en 1657, derivando de un género teatral cantado y hablado en prosa o en verso. Que afortunadamente sobrevive pese a las atrocidades que se le perpetran desde siempre. En este sentido, es bien notable el esfuerzo continuado que año tras año viene realizando el madrileño Teatro de la Zarzuela, dependiente del Ministerio de Cultura, a pesar de que sus programaciones no se ciñen estrictamente al género zarzuelístico.
Sin embargo, las generaciones más modernas no han encontrado en la zarzuela un lugar donde canalizar sus esperanzas, ilusiones o inquietudes Por ello es doblemente significativo y digno de admiración, el empeño de un joven músico como Francisco Antonio Moya. Y anoche volvió a demostrarlo en el Teatro Quijano.
En el escenario, 32 jóvenes y bien preparados músicos (19 hombres y 13 mujeres), junto a 36 miembros del Coro (27 mujeres y 9 hombres), y 6 bailarines del Estudio de Consuelo Navarrete (5 chicas y 1 chico). Además de otros 70 niños de ambos sexos, que como componentes del Coro Infantil “La Cajita de Música”, pusieron una nota de color llena de originalidad y de ternura.
En cuanto a los solistas líricos, nos cautivó especialmente la soprano Gema Scabal (Petenera, Me llaman Primorosa), poseedora de unas facultades que rozan el virtuosismo, como pudimos apreciar recientemente en su interpretación de La Flauta Mágica. También nos impresionaron los progresos del barítono local Daniel Báñez, la mezzosoprano Inés Olabarría y el tenor Román Barceló. Pocas sorpresas nos deparó el concierto en general, al tratarse de intérpretes ya muy rodados con la OFMAN. Pero la ausencia de sorpresas es compatible con la garantía de solvencia en el escenario. Una solvencia que ya hemos tenido oportunidad de comprobar en anteriores presentaciones.
COLORISTA Y DE ALTURA
El espectáculo nos ofreció excelentes versiones de piezas como El Bateo, Los Gavilanes, El Huésped del Sevillano, La Gran Vía, La del Soto del Parral, La Rosa del Azafrán, Don Gil de Alcalá, Doña Francisquita, La Tabernera del Puerto, La Leyenda del Beso, El Trust de los Tenorios, Luisa Fernanda, El Barbero de Sevilla o Marina… Todas ellas de autores de tan amplias resonancias como Chueca, Guerrero, Moreno Torroba, Soutullo y Vert, Penella, Vives, Sorozábal, Giménez y Nieto o Arrieta…
Poco más cabe decir de la auténtica fiesta que la OFMAN y demás artistas participantes, nos ofrecieron en sus dos horas en el Quijano. Aunque hablando de fiesta, no podemos dejarnos en el tintero una pieza interpretada por Báñez y Escabal, con este título de “Fiesta”. Pertenece a la obra “Platero”, de la que es autor el propio director de la orquesta, Francisco Antonio Moya. El fragmento se mueve en medio de grandes reminiscencias andaluzas y españolas, y seguramente será preciso escucharla más veces para valorarla mejor. Pero esta primera y única vez, nos adelantó levemente el mérito que sin duda encierra la obra.
Notable desparpajo el de Francisco Antonio Moya, que lejos de la actitud de otros conductores de orquesta, acostumbra a dirigirse al público en el transcurso de sus actuaciones. Nos contó que acababan de llegar de La Coruña, al tiempo que se mostraba orgulloso por celebrarse en 2018 el X Aniversario de la OFMAN, que conmemorarán el 17 de marzo en el Quijano con la 9ª Sinfonía de Beethoven.
El colofón final sirvió como apoteosis con los cuatro solistas en escena, Gema Scabal, Daniel Báñez, Inés Olabarría y Román Barceló; la Coral Polifónica de Ciudad Real dirigida por el propio Báñez; el Coro Infantil “La Cajita de Música”, dirigido por Pilar Panizo, los alumnos del Estudio de Danza Navarrete, y la Orquesta Filarmónica de la Mancha OFMAN, dirigida por Francisco Antonio Moya Rubio. Que anunció el bis final “Amigos siempre amigos”, de Jacinto Guerrero, a la usanza de la Marcha Radetzky en Viena, que puede llegar a convertirse en himno final-broche de oro de las actuaciones de la OFMAN.