Años después de elucubraciones, acusaciones y especulacaciones sobre lo que ocurría en el subsuelo de la Plaza de Cervantes -donde no había más que tomarse un café para comprobar cómo el líquido marcaba su inclinación- este 2017 por fín ha sido el del inicio de unas obras que aún siendo molestas -y eso nadie lo discute- han sido también valiente y necesarias.
La actuación en esta zona es de ese tipo de obras que casi nadie se atreve a acometer, porque saben que pueden acarrearles muchos quebraderos de cabeza, pero que son absolutamente necesarias, por lo que requieren de valentía para ponerlas en marcha pese al coste político que pudiera tener: En este caso hay que pensar más en la seguridad de los ciudadanos que en el puñado de votos que se pudiera perder en el camino.
Grietas en edificios, derribo de uno de ellos, constante hundimiento de la plaza con una pendiente cada vez mayor… Son algunas de las señales de alerta que mandaba esta zona emblemática del centro de la ciudad que por fin han sido escuchadas, de forma que el pasado mes de enero se iniciaban estas obras que han supuesto más de una crítica al equipo de Gobierno pero que, cuando estén concluidas, seguro que más de uno piensa que por qué no se hizo antes.
Aprobado el proyecto en 2016, ha sido finalmente este año cuando se han iniciado las obras que comenzaron despacio ya que los primeros trabajos se realizaron de forma muy “manual” evitando la entrada de maquinaria en la maltrecha plaza para evitar cualquier riesgo de hundimiento hasta que no se descubriera lo que hay debajo.
Proyecto
La retirada de la estatua de Cervantes el 1 de febrero -para trasladarla al Museo del Quijote- fue el inicio simbólico de las actuaciones previstas en un proyecto para el que el Ayuntamiento ha contratado a la empresa Seranco S.A. por importe de 273.000 euros a los que habrá que sumar el IVA, lo que supuso una rebaja de casi 200.000 euros respecto a lo inicialmente previsto.
Esta primera fase de la remodelación de la Plaza de Cervantes, que tiene un plazo de ejecución de ocho meses, incluye la renovación de todas las redes de agua y de saneamiento y el resto de infraestructuras del subsuelo y se va a mejorar la estabilidad del firme y del pavimento, por lo que se está actuando -ya en la fase final puesto que podría estar concluida en algo más de un mes- en los 2.400 metros cuadrados de la plaza con el objetivo, según se recoge en el proyecto elaborado por los técnicos municipales, de resolver y mejorar las deficiencias y problemas que en la actualidad presenta este espacio urbano peatonal de gran simbolismo e importancia para la ciudad ya que “una de las carencias más evidentes es la falta de estabilidad del subsuelo la cual se manifiesta en la superficie de la Plaza”.
En este sentido, se destaca que “la progresiva evolución de estas señales de deterioro, junto con los distintos estudios del subsuelo y las infraestructuras existentes, marcan la urgente necesidad de intervención para resolver tales problemas”. Ya en el propio proyecto se revelaba que se habían detectado zonas del pavimento hundidas, de forma que las pendientes han aumentado considerablemente hasta superar en algunos puntos el 6% -cuando en eran del 1 o el 2% al ejecutarse la obra de peatonalización entre 1993 y 1994-.
Reparaciones no efectivas
Asimismo, el pavimento ha deslizado hacia las zonas más bajas aumentando la separación en las juntas y apareciendo pestañas entre baldosas al cambiar la pendiente progresivamente y aunque se han hecho reparaciones, no han sido efectivas por la situación del subsuelo.
En el estudio topográfico del 30 de abril de 2015 ya se comprobó que algunas zonas se habían hundido hasta 35 centímetros desde su configuración inicial mientras que en el segundo de 10 de octubre de 2015 reveló que en sólo seis meses algunos puntos se habían hundido 3 centímetros más.
Las actuaciones de esta primera fase, según el proyecto de los técnicos municipales, incluye demoliciones, movimiento de tierras -con seguimiento arqueológico-, la reparación y sustitución de la red de saneamiento y de agua potable, al tiempo que se modificarán instalaciones varias como la del alumbrado o la de la telefonía para concluir consolidando el terreno y pavimentación.
Hallazgos en la Plaza de Cervantes
No obstante, hallazgos que se hicieron al abrir “en canal” la plaza, han obligado a rediseñar algunas actuaciones debido, por ejemplo, a la aparición de bajantes pluviales de un edificio que vertían a la tierra o la rotura de tuberías que no vertían en los colectores sino a la tierra, “lo que pudo ser una de las causas por las que se estaba hundiendo la plaza, por el lavado del terreno que se producía”.
Estas averías ya se han corregido con el cambio de las tuberías rotas por otras nuevas hacia los colectores, además de que en estos meses se ha concluido la sustitución de las tuberías más antiguas de fibrocemento de la red abastecimiento por otras de fundición dúctil, así como una parte importante de la red de saneamiento.
En las últimas semanas se ha trabajado también, porque desde el equipo de Gobierno siempre se ha defendido que la seguridad era lo primero, en la instalación de pilotes de hormigón armado en el subsuelo de la Plaza de Cervantes -desde donde se encuentra la roca a unos cuatro o cinco metros de profundidad- que garanticen la estabilidad de los edificios, convirtiéndose en una barrera de protección y la base del forjado de la plaza para garantizar su estabilidad en el futuro.
Consecuencias negativas
Aunque la obra sea necesaria, no se puede negar tampoco los efectos negativos que ha tenido, fundamentalmente para quienes tienen su negocio en la plaza y más concretamente los hosteleros. Los vecinos, al margen de las molestias lógicas de tener una obra en la puerta de la casa, no han sufrido cortes de agua y de saneamiento ya que se ha ido trabajando por fases.
Respecto a los negocios hosteleros, el saldo hasta el momento es el peor de esta obra ya que ha supuesto el cierre de dos bares con sus respectivas terrazas -el Cervantes que lo hizo en el mes de abril y el Come y Calla que aguantó hasta primeros de junio-, de forma que sólo permanece abierto el bar El Callejón aunque también han manifestado en alguna ocasión que están sufriendo grandes pérdidas a consecuencia de la obra.
Habrá que confiar con que puedan recuperar la clientela cuando concluyan las obras, previsiblemente en menos de un mes, especialmente teniendo en cuenta que quedará una plaza más segura y diáfana.
Segunda fase
De momento, y según las últimas informaciones, las obras de la Plaza de Cervantes avanzan a buen ritmo, lo que ya ha posibilitado que se pueda abrir una zona más amplia para el tránsito de los ciudadanos, por lo que es previsible que la primera fase de renovación de la red de saneamiento y abastecimiento esté concluida el próximo mes de septiembre.
Por eso “próximamente”, según afirmaba en julio el concejal de Urbanismo, Alberto Lillo, se van a presentar los proyectos en los que actualmente están trabajando los técnicos municipales para diseñar la Plaza de Cervantes en superficie así como el entorno, de forma que incluyen la peatonalización de la Avenida Alfonso X El Sabio hasta el Mercado.
Una vez que se presenten, se abrirá un proceso para que los vecinos puedan participar en el rediseño de la zona ya que desde el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Ciudad Real se pretende que el la nueva Plaza de Cervantes, que seguramente lleve a más de uno a plantearse por qué no se hizo antes, sea un proyecto participado.