No basta con tener una buena idea para hacer un buen cortometraje, sino que “hay que buscar al mejor equipo posible para llevarla a cabo, que crea en tu propuesta y esté contigo al cien por cien”, además de contar con buenos actores y actrices que lo den todo delante de la pantalla, organización y cátering.
Este último factor de la producción, el cátering, es esencial. En todo tipo de producción, está entre “lo primero a tener en cuenta”. Tanto es así, que cuando hay un problema a este respecto surgen “problemas en el rodaje”, comentó la directora madrileña, Raquel Polo, que abogó por mantener a todos los miembros del equipo “bien alimentados e hidratados”, ya que eso hace que, aunque surjan luego otros problemas a lo largo del rodaje -“y surgen muchos”-, se lleven mejor.
Una buena química grupal y conexión constante con todos los miembros del equipo, de manera que todos tengan claro que deben “remar en la misma dirección”, son fundamentales y ese clima de implicación y sintonía termina trasladándose a la pantalla, donde se aprecian los buenos trabajos que se han realizado con ilusión y ganas por parte de todos los departamentos que participan, señaló Polo, que habló de su experiencia en el Séptimo Arte en un encuentro celebrado en el antiguo Casino y organizado por La Casa del Cine y el Audiovisual de Ciudad Real.
En su intervención, animó a “mantener siempre las ganas” pese a “los muchos problemas que puedan surgir” en la grabación de un corto. “Es importante estar siempre por encima de las dificultades, salir, luchar y no cejar en el empeño”, subrayó Polo, que habló de la elaboración del guión, cómo se buscan el equipo técnico, los medios de financiación y un buen elenco de actores, cómo se prepara un rodaje y cómo se lleva a cabo la distribución ya sea por cuenta propia o ajena.
Autora de ‘Asesinos, ¿dígame?’, corto que ha “recorrido las pantalla de todo el mundo” y ha estado en más de 50 festivales, cuenta en este trabajo una historia de maltrato desde la perspectiva de qué pasaría “si se normalizara realmente la violencia machista, si estuviese aceptada, no tanto por los maltratadotes y víctimas, sino por el resto de la sociedad”. En este sentido, indicó su propósito de dar “un pequeño toque de atención” a la gente que vea este cortometraje para que piense “qué está pasando y qué estamos haciendo nosotros para colaborar en normalizar la violencia o para erradicarla” ya que, “al final, todos somos parte del problema y de la solución”.
