Desde luego sí hay algo cierto: la “fiebre” del veganismo comienza a conquistar España, de forma que cada vez son más las personas que no toleran que ningún producto ni sustancia procedente la explotación de los animales puede estar presente en lo que comen o utilizan.
De hecho, el veganismo se considera “una alternativa ética al consumo y a la dependencia de productos no adaptados a las necesidades del ser humano, como la carne, el pescado, los lácteos, los huevos, la miel, los productos derivados de los animales y otros artículos de origen animal como el cuero y las pieles”, según la Asociación Vegana Española (UVE).
Y, aunque no existen cifras sobre el número de veganos que hay en España, un dato revelador pone de manifiesto su incidencia en la sociedad española: En los últimos cinco años, el número de restaurantes y locales especializados se ha incrementado en un 94%, al tiempo que crece con fuerza la industria dedicada a satisfacer sus estrictas exigencias.
Lo que queda claro es que el veganismo es una opción que comienza a normalizarse en la ciudad, que cada vez es más fácil encontrar productos o menús veganos, y que se convierte en una opción aceptada, que no adoptada, por la mayoría, si bien los veganos no buscan aceptación sino un mayor respeto por los animales, que no creen que existan para estar al servicio de los hombres.
Veganismo, una forma de vivir
Esa es una de las razones por las que hoy es vegano el ciudadrealeño Rubén González, quien reconoce a LANZA que inició el proceso de abandonar el consumo de carne, “y yo era un gran consumidor, en frecuencia y cantidad”, básicamente para ser consecuente consigo mismo “ya que ser vegano no es solo una dieta, que es una parte importante, sino que es realmente una filosofía de vida”.
“Defendía causas relacionadas con los animales, pero sentía que me faltaba una parte porque me los comía. Yo quería dejar de formar parte de esa tortura e inicié el proceso poco a poco” asegura González, quien rememora que dejar de comer carne fue “radical, de un día para otro”.
En su caso, recuerda el momento exacto en el que se produjo el ‘click’ que le llevó a iniciar el cambio hacia el veganismo: Venía de entrenar y vio un camión de transporte de ganado, “que para mí es una de las peores imágenes que se puede llevar alguien que tenga cierta sensibilidad con los animales”.
A partir de ahí dejó el consumo de carne pero siguió un tiempo con el pescado hasta que, reflexiona, al final se planteó por qué defendía a un animal sí y a otro no, “de forma que también lo eliminé finalmente de mi dieta con ayuda, por ejemplo, de mi madre cuando voy a comer a su casa y de mi pareja, Isa, que es otra amante de los animales con la que comparto esa filosofía de vida”.
Cambiando hábitos
Este joven ciudadrealeño reconoce que no es sencillo el cambio en la dieta hacia el veganismo al principio porque hay que cambiar muchos hábitos, aunque asegura que con el tiempo se va descubriendo que hay una dieta amplísima “que vas disfrutando. Mi próximo objetivo tras la carne, el pescado y la leche, es abandonar el huevo, aunque ahora los consumo de granjas donde no se explota a los animales. No obstante, los voy a sustituir, por ejemplo, por la proteína de garbanzos, ya que opciones hay muchas”.
Y es que, insiste, una vez que se empieza a descubrir el mundo culinario que se abre para los veganos, que se comprueba que no se pasa hambre sino al contrario, y que se disfruta cocinando, “pues terminas aún más convencido de que has hecho lo más correcto. Además, también ayuda que no he echado de menos la carne en ningún momento”.
Hay mil y una opciones para seguir disfrutando también de sabores más clásicos, desde la deliciosa hamburguesa vegana que Rubén prepara durante la entrevista hasta, por ejemplo, unos boquerones en vinagre en los que el animal ha sido sustituido por unas tiras de calabacín en crudo o muy poco marcadas.
“Existe mucho desconocimiento porque se tiene más a las recetas tradicionales y parece que el resto de opciones no existe, pero de verdad que es sorprendente cuando vas abriendo tu mente e investigando”, asegura este joven vegano, al tiempo que también reconoce que entraña su dificultad porque hay que tener “cierto grado de concentración cada día” para no consumir carne por desconocimiento, ya que hay ,por ejemplo, potenciadores hechos con anchoa, estabilizadores con pescado y alimentos que no podrías imaginar como la cerveza que puede tener trazas de pescado.
Proteínas con otro origen
Aunque hay quien no termina de creerse que las proteínas que se obtienen del consumo de la carne y el pescado pueda obtenerse de otras fuentes como frutos secos, semillas, productos de soja, legumbres, lentejas o granos enteros, Rubén González señala que su experiencia demuestra lo contrario y que con esta dieta no sólo es posible adelgazar sino también engordar.
En este sentido, explica cómo que este invierno decidió que quería coger algo de peso y lo consiguió llegando a los 90 kilos, mientras que este verano ha vuelto a adelgazar y en dos meses, sólo comiendo menos legumbres, ha bajado hasta los 83.
“Y en ningún momento desde que inicié la dieta me he sentido débil ni he tenido ninguna carencia de nada, al contrario, creo que generan más problemas de salud futuros las dietas con carne” agrega González ya que uno de los principales mitos a los que se enfrentan es a la salud porque aún hay quien sigue pensando que es perjudicial.
“Y no es cierto, ni es cierto que todos los veganos sean delgados. Hay de todo como con el resto de dietas, al margen de que esta es una dieta en la que resulta más sencillo controlar el peso que la carnívora”, apunta al tiempo que insiste en que no es sólo una dieta sino toda una filosofía de vida basada en el respeto al resto de inquilinos del planeta Tierra.
La odisea de comer fuera
Uno de los principales inconvenientes con los que se encuentran los veganos en Ciudad Real es a la hora de quedar a comer fuera de su casa.
En el caso de las casas particulares es complicado porque al final siempre se acaba recurriendo a la ensalada. “Pero lo entiendo porque el desconocimiento hace que sea difícil, ya que incluso muchos dicen ‘si no comes carne, te hago un lenguadito cuando tampoco lo comemos. Es verdad que al menos se esfuerzan pero les cuesta entender qué vas a comer entonces”.
Más complicado es en el caso de los restaurantes “cuando vas sin haber comprobado antes que tiene menú vegano, porque de lo contrario no te facilitan esa oferta de forma habitual como para el resto de dietas. Por eso deben empezar a acostumbrarse en la hostelería, sobre todo si quieren aprovechar este mercado cada vez más grande pero también porque en el fondo es una obligación con el cliente”.
En este sentido, no reivindica que tengan que abrirse restaurante veganos sino que en los restaurantes que ya hay se elaboren dos o tres menús veganos “para que nosotros también podamos ir y elegir como el resto de clientes”.
Vehemencia, no radicalismo
Y es que, lejos de la imagen e radicalismo que en determinados foros se quiere dar al veganismo, Rubén González defiende con sensatez y, sobre todo, con argumentos sus ideas.
“En mi familia siguen comiendo carne y aún no les he agredido”, bromea al tiempo que reconoce que lo único que hace el veganismo es defender con vehemencia sus argumentos “porque son algo en lo que creo firmemente. No obstante, creo que el atribuirnos ese radicalismo del que hablas deriva de que nuestra filosofía de vida ha conseguido logros a los que el resto de la sociedad ofrece resistencia, como ha pasado en otros ámbitos”.
No obstante, reconoce que es consciente de que él se morirá sin dejar de ver esos camiones cargados de animales explotados y de camino al matadero, pero confía en el futuro de la sociedad y de unas nuevas generaciones “que en muchos casos están demostrando ser seres empáticos. Hasta que llegue ese momento, me conformo con que nuestra postura haga reflexionar a las personas y que quien lea esta entrevista piense en lo que ha leído al terminar”.
Receta de hamburguesa vegana
Mientras le entrevistamos, Rubén González accede a ir elaborando una exquisita hamburguesa vegana de la que pueden dar fe de su exquisito sabor tanto la fotógrafa como la periodista de este reportaje. Por eso, le pedimos que comparta la receta con todos nuestros lectores.
Ingredientes:
350g de frijoles cocidos / Una taza de quinoa / 3 dientes de ajo / 3 cucharadas de salsa barbacoa / Una taza de avena en copos / 3 cucharas de harina integral / Sal y pimienta al gusto / Pan de hamburguesa / Hojas frescas de espinaca / Tomate / Aguacate/ Pepinillos o jalapeño
Se mezclan en el vaso de la batidora los frijoles, la quinoa, el ajo, la salsa barbacoa, la avena, la harina integral y se salpimenta.
Entonces se tritura todo, pero no excesivamente porque el objetivo es que quede compacto, pero irregular con el objetivo de que conserve la textura. Se puede añadir más harina si no se ha conseguido una mezcla consistente que permita hacer bolas con ella que posteriormente se aplastarán y se convertirán en la hamburguesa.
Tras dejar reposar la mezcla dos o tres hora en la nevera para lograr que sea más compacta, se fríe y se monta sobre el pan, añadiendo el resto de ingredientes según el gusto de cada uno.