Sí, queda mucha liga por delante, pero da la sensación que los partidos como los que juega en esta jornada el Vestas Balonmano Alarcos, no se pueden escapar si el equipo ciudadrealeño quiere seguir mirando a la zona de play-off de ascenso con ilusión.
Llega al Quijote Arena el Handbol Bordils, un equipo que está por debajo en la tabla aunque aparece por tierras manchegas en un buen momento después de una victoria en casa y un empate en la pista de Amenabar.
Pero el Alarcos debe volver a encontrarse con su mejor versión en casa y más después del subidón de moral que supuso la victoria cosechada la pasada jornada en el que fue el primer triunfo a domicilio de los manchegos. Ahí deben apoyarse los hombres de Javier Márquez para hacerse fuertes y volver a convertir el Quijote Arena en el fortín que ha sido durante muchas jornadas de liga.
De momento, el entrenador del conjunto ciudadrealeño cuenta con varios jugadores aquejados por gripe y fuertes fiebres como es el caso de Roberto, Manu Díaz y Vicente Poveda que han pasado una mala semana. Además Victoriano Alises sufrió un golpe en la pierna y aunque se espera que los cuatro lleguen al sábado, la duda es saber cómo estarán físicamente.
Eso sí, en lo anímico, Márquez reconocía que “la victoria del otro día es importante porque es ante un rival directo, porque es fuera de casa, porque son dos puntos más, pero sobretodo que nos permite seguir pensando en mirar hacia arriba y en llegar lo más arriba posible”.
En cuanto al rival, el entrenador dejaba claro que “viene fuerte y está jugando muy bien. Hace un balonmano muy rápido, es un equipo con mucha gente joven pero habituados a jugar desde muy jóvenes tanto a nivel de selecciones como en la primera catalana… es un equipo que está haciéndolo muy bien. Va a ser un rival complicado porque además es un equipo que su objetivo era la permanencia y ahora ha salido de esa zona por lo que llegará sin esa presión y esa tensión”.
La cita es a partir de las 17.00 horas en un Quijote Arena que quiere volver a ver ganar a su equipo para seguir soñando con una fase de ascenso que si bien está cerca, no permite más errores en los partidos de casa.