La provincia de Ciudad Real tiene paisajes naturales de especial interés. Una variedad especial de elementos geográficos conforma un conjunto de espacios diversos integrados por elementos naturales diferentes. La Biblioteca de Autores Manchegos publicaba recientemente un libro de Óscar Jerez, Manuel A. Serrano de la Cruz y José Luis García Rayego que recoge muchos de estos espacios con fotografías de especial calidad y textos que ayudan a entender los valores y la peculiaridad de los mismos.
La Diputación Provincial de Ciudad Real en su voluntad de hacer conocer y valorar la realidad de nuestra provincia inició el año pasado una actividad musical en espacios de nuestro patrimonio histórico y este año ha desarrollado una campaña de conciertos en localidades que tienen un importante patrimonio natural.
En las referencias de espacios naturales de la provincia se habla de geositios, de volcanes, de zonas de avistamiento de aves, de espacios del agua y de otros muchos espacios. Una provincia con una diversidad natural especialmente atractiva en un recorrido por sus diferentes comarcas y municipios. Una realidad geográfica que engloba comarcas diferenciadas, espacios naturales con valores singulares y territorios asociados a cultivos, a prácticas culturales que se asocian a esa geología y geografía.
Los volcanes del Campo de Calatrava
Uno de los elementos peculiares de nuestra provincia que se ha estudiado y tratado de potenciar desde el Grupo de estudio de los volcanes (Geovol) de la Universidad de Castilla-La Mancha es el de los volcanes. Una actividad que ha configurado paisajes singulares en nuestra provincia con manifestaciones de gran interés. Un conjunto de formaciones que generan paisajes singulares de especial atractivo y de un valor singular desde el punto de vista geológico y geográfico. Paisajes conformados en base a las actividades volcánicas de otros momentos y que tienen formalmente atractivos por los materiales que las conforman, sus coloraciones y las formas que producen. Paisajes que, afortunadamente, diferentes municipios van reclamando como espacios para recorrer, valorar y proteger.
Formas que son el resultado de una actividad de otras épocas y que producen configuraciones topográficas singulares. Lugares en los que las formaciones del terreno son el resultado de la vida de la tierra, y las rocas que conforman ahora el terreno superficial proceden de estratos profundos a elevadas temperaturas con composiciones singulares. Un espacio conformado por una actividad de gran energía, producida en un momento determinado que expulsa al exterior cantidades importantes de materiales pétreos fundidos a muy alta temperatura. Un fenómeno que vemos presente en determinados lugares de la tierra en el momento actual con la espectacularidad que produce y los problemas que, en muchas ocasiones, conlleva esta actividad.
Alcolea de Calatrava
Alcolea de Calatrava tiene un entorno natural de especial belleza definido por su orografía y las formaciones geográficas y geográficas del entorno. Elementos singulares de esta realidad son los volcanes, abundantes en el campo de Calatrava que en esta zona se identifican en cuatro formaciones singulares: el volcán del Cerro de la Cruz (Alcolea de Calatrava), el volcán de Racioneros (Ciudad Real), el volcán de El Moro (Ciudad Real) y el volcán de la Cabezuela (Alcolea de Calatrava).
La cuenca de Alcolea se caracteriza por la intensidad que en la misma han tenido las erupciones tanto efusivas y estrombolianas, como freato-magmáticas, dicen los expertos. Los volcanes de La Cruz, Cabezo del Moro y Racioneros se caracterizan por haberse desarrollado en erupciones estrombolianas cuya finalización está marcada por la emisión de lavas que se derraman formando coladas de poca longitud. Estos edificios volcánicos no presentan cráter ya que el mismo está colmatado y soterrado por las efusiones lávicas del final de las erupciones. Un proceso que los escolares estudian y comprenden con las maquetas y formas que reproducen el desarrollo de estas formaciones.
El volcán de cerro de la Cruz se levanta sobre una serrata paleozoica al norte del casco urbano de Alcolea de Calatrava, estando buena parte del caserío edificado sobre sus coladas. Está formado por un cono de piroclastos de caída, soldado, con abundante presencia de fragmentos de cuarcita que presentan procesos de vitrificación más o menos intensos. Las coladas emitidas se dirigen al sur, coronando las últimas la cima del volcán, dándole sus sucesivos escarpes la típica apariencia de castillejo. En el arranque de las coladas se aprecia una estrecha depresión alargada que se correspondería con parte de la fisura eruptiva. El volcán está afectado por una antigua excavación que permite penetrar en el interior del cono y observar las características de los piroclastos y de los líticos de cuarcita vitrificados. De nuevo la descripción compleja que hacen los expertos de ese proceso en el que una masa de rocas a elevada temperatura, en estado pastoso se expulsa por la parte superior del volcán y va formando una montaña cuando se va solidificando.
El otro volcán de Alcolea, el de la Cabezuela se sitúa al sureste del Cerro de La Cruz. Su forma es la de un cono, extendido y de escasa altura, con un amplio cráter en herradura, abierto al suroeste. Este edificio está formado por depósitos de oleadas piroclásticas basales y por piroclastos de caída.
El volcán del cerro de la Cruz es una de las formaciones volcánicas que conserva de forma más evidente los orígenes de su creación y constituye uno de los ejemplos más atractivos de los elementos volcánicos de la provincia. Por ello sus formas, sus accesos y su presencia pueden ser ejemplos de un patrimonio natural que conforma gran parte de nuestra provincia.
Espacios sagrados de significación singular
El volcán del Cerro de la Cruz ha sido entendido a lo largo de lo siglos como una formación especial, como un espacio producido de forma excepcional y que tenía un sentido peculiar para la población que vive en su entorno. Y por ello la convivencia de lo religioso con lo natural refuerza una idea presente en numerosas culturas.
En muchas ocasiones lo sagrado busca lugares naturales singulares, espacios en los que la propia geografía evoque referencias trascendentales por su singularidad, su carácter peculiar y su ubicación. Es muy habitual esta asociación y por ello la ermita de la localidad busca esta posición elevada que, unida a los valores del espacio natural, tiene una especial evocación para la población. Un espacio que une los valores naturales a los paisajísticos y formales con la base de las rocas de colores negros sobre los que se levanta la ermita con sus paramentos blancos.
Los valores naturales y culturales merecen completar actuaciones realizadas, mejorando accesos con tratamientos naturales, potenciando la interpretación de algo que a muchos les parece evidente pero que es bueno resaltar en sus cualidades naturales, geológicas y geográficas. La convivencia de usos agrícolas, las referencias naturales y la presencia de lo sagrado crean finalmente un punto de referencia en su proximidad con la población. El patrimonio natural se convierte así en elemento a valorar por la comunidad, en referente del paisaje y de la imagen urbana.