Metidos de lleno en el mayo del canto popular, las cruces, las romerías y también las comuniones, los vecinos notan este año un menor despliegue de vestidos de ‘marineritos’, princesas, coronas de flores y limosneras con la unificación de la edad para contraer la Comunión a diez años en la mitad de las parroquias de la provincia de Ciudad Real. El delegado de Medios de Comunicación del Obispado de Ciudad Real, Miguel Ángel Jiménez Salinas, informa a Lanza de que la media en la provincia en los últimos cuatro años ha sido de 3.800 comuniones, por lo que cabe esperar que este año sólo alrededor de 2.000 reciban el sacramento.
Las comarcas afectadas por este cambio, “anecdótico” dentro de la “reestructuración general” que sufre el Catequismo en toda España, son el Campo de Montiel, Almadén, Mancha Norte, Los Montes y Alcudia; alrededor de la mitad de las parroquias de la provincia. El delegado del Obispado señala que el cambio de la edad para realizar la Primera Comunión se ha producido “en los últimos quince o veinte años” de manera progresiva en las diferentes parroquias, de manera que era necesario homogeneizar esta situación.
El nuevo Catecismo de la Iglesia Católica en España marca que la adquisición de los diferentes sacramentos cristianos será un “proceso continuo”, que empezará en segundo de Primaria y que terminará con la Confirmación. De esta forma, al retraso de la edad de Comunión un año, se suma el adelantamiento de la Confirmación, que pasará de los 18 a los 14 años. Miguel Ángel Jiménez Salinas recuerda que el tradicional parón entre la Comunión y la Confirmación venía de cuarenta o cincuenta años atrás, y admite que “la Iglesia se tiene que adaptar en función de las necesidades de cada época”.
El número de confirmaciones supera al de comuniones
Al hablar de las confirmaciones sale a la palestra uno de los datos más curiosos en esta sociedad caracterizada por el ‘desapego’ religioso, pues el número de confirmaciones ha experimentado un aumento vertiginoso en los últimos años, hasta tal punto que han superado a las comuniones. Sin reestructuración de edades de por medio, en 2014 hubo 4.688 confirmaciones, 650 más que comuniones; y en 2015 hubo 4.579, frente a las 4.020 comuniones. Por lo que, sin duda, habrá que esperar que la diferencia sea muy importante este año, también con los bautizos, que no superan la barrera de los 2.500, también influidos por la reducción de la natalidad.
El aumento del número de confirmaciones está directamente relacionado con la obligatoriedad de que los padrinos de bautizos hayan contraído anteriormente el sacramento, en palabras de Miguel Ángel Jiménez Salinas, “algo muy serio, porque significará guiar el desarrollo cristiano de la persona”. A este respecto, el representante del Obispado señala que no es que este requisito antes no fuera obligatorio, pues lo ha sido siempre. Ahora bien, Jiménez indica que “antes la sociedad tenía un claro matiz cristiano y era muy practicante”, por lo que la posibilidad de que alguien no estuviera confirmado no estaba reñida con la fe. Sin embargo, en la actualidad, “la menor práctica religiosa hace que las personas que vayan a ser padrinos o madrinas tengan que tomarse en serio la fe”.
El nuevo Catecismo apuesta por una fe más personal y comprometida
Inmersos en la transformación general del Catecismo impulsada por la Conferencia Episcopal Española, el representante del Obispado aprovecha para señalar que la Iglesia cristiana ha optado por “una vivencia de la fe más personal, más comprometida, más profunda y cercana al evangelio”, y que suponga “algo más que ir a misa”. Frente al “cristianismo sociológico” tradicional, la Iglesia aboga por una “respuesta personal y de convivencia”, con la intención de mover más la actividad parroquial, “como un estilo de vida concreto”. En este sentido, el aumento de las confirmaciones entre los adultos, tanto personas practicantes como otras que estaban más alejadas de la fe, casa a la perfección con esta idea, ya que han empezado a aparecer “un gran número de grupos parroquiales”.
Para el representante del Obispado de Ciudad Real, este nuevo planteamiento representa “la adaptación psicológica y sociológica de la Iglesia a los nuevos tiempos”, donde frente a la visión de una sociedad alejada de la religión, la Iglesia no sólo encuentra datos negativos. Así pues, Miguel Ángel Jiménez Salinas admite que “es verdad que la sociedad está más distante de la fe, pero sigue latente”, y hace referencia a que “la persona es religiosa por naturaleza porque no es eludible el anhelo de respuestas y eternidad”, y a que cada año en la Declaración de la Renta cada vez más personas marcan la “x” a favor de la iglesia. De hecho, el delegado de Medios de Comunicación concluye que “Jesucristo y la Iglesia siempre están de moda”.