El mes de mayo es uno de los meses más activos para Asociación Folclórica Virgen de las Cruces de Daimiel, y es que tras pasar varios fines de semana realizando sus rondas por casas, colegios y otras entidades como residencias o centros ocupacionales, el broche final llegó de la mano del XXIX Festival de Mayos que tuvo lugar en el teatro Ayala en la noche del sábado.
Previamente, todo la agrupación daimieleña se dirigió a la sede la Asociación de Viudas Virgen de las Cruces para cantarle a su cruz y proseguir hasta la que se levanta del Olivo Milenario. El recorrido finalizó con un pasacalles por las avenidas principales de Daimiel.
Cerca de cumplir su trigésima edición, el grupo de folclore anfitrión preparó un espectáculo en el que abrió escena la Escuela Local de Folklore de la localidad poco después de las nueve de la noche. Más de 50 alumnos con edades comprendidas entre los 4 y los 73 años, interpretaron una rondeña, un fandango y la conocida ‘Mancha, manchega’, para acabar su actuación con dos mayos. Destacó la voz de una niña que cantó para los alumnos adultos de baile de la Escuela sorprendiendo al respetable.
Canto a la cruz e invitación a migas y limonada
Tras ellos, el grupo invitado llegado desde Tomelloso, El Bombo, deslumbró con varias piezas en las que escenificaron una jornada de vendimia y una boda manchega, culminando con la Jota Rabiosa de Tomelloso, una movida pieza muy típica en su localidad.
Cerró la noche el grupo anfitrión con el canto de dos mayos, estrenando uno de ellos por primera vez, después de aprenderlo de un grupo albaceteño, y cuatro canciones repartidas entre jotas, fandangos, rondeñas y manchegas.
Para finalizar la noche, de nuevo todo el conjunto de músicos y bailarines acabó en la Plaza de San Roque para cantar a la cruz allí instalada, y dar buena cuenta de la cena organizada por la Asociación Folclórica Virgen de las Cruces, además de migas y limonada que quisieron preparar las vecinas del barrio en agradecimiento.
