Los daimieleños compran cada vez más lotería de Navidad por terminal, según se desprende de las afirmaciones de los responsables de los despachos de lotería Los Canarios y Laura. Tanto Mari Carmen Fernández como Santiago Fernández de Simón aseguran que las ventas por este método han crecido con respecto al año pasado porque los compradores, independientemente de su edad, “ya han interiorizado este formato que entró en funcionamiento en 2010”.
A la hora de elegir el número, los daimieleños buscan alguna fecha especial y, sobre todo, unas terminaciones concretas que, además, se repiten en los dos puntos de venta. Los décimos acabados en 13 y en 15 siguen triunfando. Y, al igual que en otros lugares del país, muchos han preguntado por el famoso 155, tras la aplicación del artículo constitucional con el mismo número en Cataluña.
El miguelturreño Borja Pinilla, lotero con una gran cartera de clientes en el municipio daimieleño, señala el 69 como otro de los números más demandados. También confirmaba haber notado “un aumento de las ventas y de la ilusión” entre los que aspiran a conseguir algún premio.
Las últimas colas para buscar el Gordo
En las colas de algunos puntos de venta de Daimiel se pueden encontrar vecinos que se han gastado menos en este 2017, otros que han tentado más o menos la misma suerte o quienes invierten lo mismo cada año. También se palpa la opinión de aquellos que adquieren un décimo o una papeleta empujados por amigos o conocidos.
Por supuesto, tampoco falta aquel que apura hasta el último minuto para conseguir algún número concreto que ya no puede encontrar en su punto de venta habitual. Y aunque puede parecer raro, también hay daimieleños que viven el 22 de diciembre “como otro día cualquiera”.
Y es que la suerte puede aparecer en cualquier momento, aunque te deje con un sabor agridulce, como el de la daimieleña que explica que dejó de comprar el mismo número con el que jugaba todos los años justo el año que tocó. Otros, sin embargo, han vivido hasta en dos ocasiones la alegría de tener un premio. Al final siempre quedará el consuelo de “tener salud”, o de “quedarnos como estamos, pero un poco mejor”.