Si un humedal no tiene agua pierde su esencia, eso está claro, pero no siempre el agua es la solución a los problemas ambientales. “Los ecosistemas acuáticos son muy delicados e inestables, para lo bueno y lo malo”, explica el director de las Tablas de Daimiel Carlos Ruiz de la Hermosa. Y es que con la llegada de agua en cantidad por las lluvias en los ríos de la cuenca también lo hicieron las especies exóticas de peces como la carpa, el pez gato (este último entró en 2010) y el pez sol “que juegan en contra tuyo”, es decir, las Tablas han tenido que afrontar un nuevo problema, lo que unido a los episodios puntuales de contaminación por la avenida de aguas sin depurar (2011, 2012 y 2013), ha producido “una combinación endiablada en contra de la biodiversidad del parque”.
42 toneladas de peces en un año
“Llevamos tres años pescando carpas, pez gato y pez sol. En este año 2017 se han retirado 42 toneladas y el año que viene si el parque está inundado continuaremos, porque el trabajo contra las especies invasoras tiene que ser sostenido en el tiempo, no se puede hacer en un año”, asegura el director.
La actuación en conjunto de estas tres especies de peces empeora la calidad del agua y acaban con el alimento del emblema de las Tablas: el pato colorado, cuya población ha mermado ostensiblemente.
“Las carpas se alimentan de los fondos, resuspenden esos limos y enturbian la columna de agua. Además desenraiza la plantas subacuáticas que estén naciendo en ese momento e impide que crezcan. Ese sedimento es además muy rico en nutrientes, lo que favorece la proliferación del fitoplancton que le da al agua una coloración marrón verduzca”.
Ruiz de la Hermosa insiste en que “las carpas incrementan la turbidez y los nutrientes imposibilitan el desarrollo de plantas subacuáticas, que son las que mejoran el nivel de oxígeno del agua y la base de la alimentación del pato colorado”.
Rapaces en la zona terrestre
Por contra, la ampliación de la parte terrestre del parque ha favorecido la presencia de aves rapaces, antes anecdótica: “Hoy por por hoy es normal ver un águila imperial, el abandono de los cultivos agrícolas intensivos ha fomentado la presencia de otras especies como el conejo, la base de su alimentación”.
Depuración de aguas
De los episodios de contaminación se ha hablado mucho en estos siete años con el parque inundado. Ruiz de la Hermosa, que empezó a trabajar en las Tablas en el año 2000, asegura que en estos años “se ha avanzado muchísimo”, tanto en depuración como en concienciación de las empresas a la hora de depurar sus aguas, pero hay que seguir mejorando porque la situaciones y las poblaciones cambian y las infraestructuras no dan abasto.
“La depuradora de Villarrubia de los Ojos se amplió hace diez años, pero tenemos que mentalizarnos de que cualquier infraestructura y más las dedicadas al agua requieren un mantenimiento y adaptación a las nuevas circunstancias”.
El director de las Tablas no reclama sólo que haya que construir nuevas depuradoras sino al concepto general de seguir trabajando en depuración. “Necesitamos tanques de tormentas que puedan asumir los caudales punta. Las depuradoras están diseñadas para unos caudales medios pero hay momentos, cuando se producen precipitaciones importantes, que son incapaces de tratar lo que tren los colectores”.
También explica que las depuradoras del entorno hacen tratamientos primarios y terciarios de las aguas fecales, “necesitaríamos también tratamiento terciario para reducir los nutrientes del agua. Todo eso es una nueva línea por desarrollar. Hay mucho trabajo por hacer aunque me gustaría valorar que se han hecho muchas cosas”.