J. Y. / Ciudad Real
“Soy inocente. Yo no golpeé al guardia civil, al contrario, si no es por los agentes me hubieran matado”. Este fue el alegato que Marcos D. N. hizo ante el tribunal que lo juzgó este jueves, acusado de un delito de atentado contra un agente de la autoridad en el transcurso de una movilización ciudadana el pasado 21 de mayo en Piedrabuena, en la que cerca de 2.000 personas pedían que el procesado, su hermano y su cuñada se fueran del pueblo por ser conflictivos.
En el juicio rápido del juzgado de lo Penal número 2, que quedó visto para sentencia, la fiscal pidió tres años de cárcel por el delito de atentado y una multa de tres meses a 10 euros diarios por las lesiones leves , mientras que la defensa solicitó la absolución.
El acusado agradeció en todo momento la protección de la Guardia Civil (acudieron tres dotaciones, con una veintena de efectivos), aunque reconoció que se armó con un palo de madera para defenderse de las personas congregadas en los alrededores de la casa de la carretera de Navalpino, que había ocupado junto a su hermano y su cuñada.
Ante el tribunal contó que viniendo de camino hacia la caseta para pasear a su perro vio a la multitud y, en un momento determinado, “se me tiraron encima, me pegaron, me amenazaron y me insultaron”, aunque en el caso de los agentes de la Benemérita “ni me atacaron ni les ataqué”, dijo. Al parecer, otro mando del cuerpo policial que ya conocía sí le increpó al subir al coche tras ser detenido.
Marcos D. N., que reconoció su origen familiar “desestructurado” y su vida “de delincuente”, reiteró que en este caso no propinó ningún golpe directo al alférez que dirigía la operación.
Su hermano, C.D.N. respaldó esta declaración entre sollozos y aseguró que “todo es un invento” de la Guardia Civil, y que vio desde un coche cómo pegaban a su hermano y cómo recibía insultos y amenazas.
La mujer de éste, F. S., también refirió que iban la casa a “coger pertenencias” y que no presenció que su cuñado agrediera a nadie con un palo, sino que las personas congregadas “se le echaron encima”.
De su lado, la presunta víctima, el agente que recibió los golpes, aseguró que el procesado le golpeó de manera deliberada en el costado izquierdo y en el antebrazo derecho.
Según dijo, acudieron al lugar ante la convocatoria no oficial de los vecinos (quedaron por whatsapp) para rodear la casa ocupada y pedir a sus inquilinos, en teoría de manera pacífica, que se marcharan del pueblo, tras haber protagonizado, presuntamente, varios robos y haber pegado a una vecina.
“Llegamos para proteger su integridad pero no había nadie en la casa porque llegaron después”, recordó a preguntas de la fiscal. Momentos después vio que “había un revuelo” protagonizado por el acusado, armado con el palo de un metro de largo, y algunos congregados. “Aparté a las personas, llegué hasta él y le dije que desistiera de su actitud agresiva, y entonces me dio con el palo en el costado y en el brazo”.
Inmediatamente, fue detenido, al igual que su hermano, por algunos de los agentes que formaban parte de un dispositivo, que fue necesario ampliar por la dimensión que tomó la manifestación.
Después de los disturbios, los hermanos y la mujer abandonaron el pueblo.
Otro agente que también declaró en el juicio, corroboró que “se formó una algarabía” cuando llegó el procesado con el tablón de madera y, aunque iba detrás de su superior pudo atisbar entre la gente cómo le agredía en la parte izquierda del cuerpo, a la altura del costado.
Informes
La fiscal, en su informe final, sostuvo que había quedado acreditado los hechos de agresión al representante de la autoridad por parte de Marcos D. N.. “Cuando se acercó el agente a decirle que dejara el palo, él reaccionó y lo golpeó dos veces, causándole lesiones, como así lo recoge el informe de Urgencias y por los dos días que estuvo impedido de realizar sus funciones”, expuso.
Igualmente, vio contradicciones en los testimonios de los familiares del procesado, “que dicen estar a su lado, pero que no vieron nada”, por lo que incidió en la comisión de “quebranto del principio de autoridad” y en la petición de pena de cárcel.
Por contra, la defensa no consideró demostrado que ocurriera el ataque con el tablón porque “las versiones son contradictorias”. Según expuso, la declaración del alférez “no tiene un valor probatorio suficiente”, ya que “primero dice que la gente estaba tranquila y luego que tuvo que pedir refuerzos porque había tensión”.
También dio valor al atestado de la propia Guardia Civil, que recoge que “había agresividad en el tumulto de personas, incluso señalaban que fueron golpeados los propios guardias civiles”.
Por eso, consideró “no desvirtuada la presunción de inocencia” de su patrocinado.