La llegada del verano provoca un incremento del consumo de alcohol y de cannabis entre los jóvenes de entre 15 y 29 años que ven esta época como la más propicia para hacer ‘botellón’, por lo que desde la Fundación provincial contra las Toxicomanías alertaron de la gravedad de este problema cuyas principales causas son la cultura existente de consumir más en la calle en esta época y que los jóvenes no son conscientes del peligro de adicción que entrañan ambas sustancias.
Así lo explicó a Lanza la responsable de programas de la Fundación provincial contra las Toxicomanías, Yolanda Vida, quien recordó que a lo largo del pasado año 2009 atendieron de forma ambulatoria a un total de 104 jóvenes, a 48 de ellos de forma telefónica y a 44 presencialmente, además de los 12 usuarios que fueron atendidos en la escuela de padres durante al menos seis meses.
De la población atendida, Vida destacó que fueron 43 afectados directamente, 33 familiares y 28 instituciones.
Por lo que se refiere a las sustancias consumidas, en el caso de las atenciones ambulatorias el 45% toma alcohol, el 32% cocaína y el 12% cannabis, lo contrario de lo que ocurre en las personas adictas que están en tratamiento y que lo que más consumen son opiáceos y cocaína.
Las principales conclusiones que se desprenden del informe presentado ayer por la Fundación provincial contra las Toxicomanías son que existe una mayor implicación de las familias en el abordaje de la problemática del consumo de drogas y que mientras que hay un ligero incremento de las demandas de consumo de cannabis, lo que sí ha aumentado notablemente son los trastornos psiquiátricos -esquizofrenia en muchas ocasiones- por el consumo de cannabis a medio y corto plazo.
Desde los 12 años
Asimismo, también se demanda atención por adicciones sin sustancias -como es el caso, por ejemplo, de la ludopatía-, y se han incrementado las peticiones de información y ayuda por sanciones administrativas de consumo de sustancias en la vía pública a edades cada vez más tempranas.
“La persona más joven que hemos atendido por consumo de alcohol durante 2009 tenía 12 años. Y lo que hemos detectado es que cada vez vienen más jóvenes a someterse a tratamiento después de que se les haya impuesto una sanción administrativa por consumo de sustancias en la vía pública, multas que suelen ser de 301 euros y que se pueden quitar si la persona denunciada se somete a tratamiento”, explicó la responsable de programas de la Fundación provincial contra las Toxicomanías.
Debido a ese incremento de demanda por parte de jóvenes que están empezando a consumir o llevan poco tiempo haciéndolo, desde la Fundación volvieron a recordar que sigue sin existir ningún recurso asistencial dirigidos a jóvenes con consumos no cronificados pero que necesitan atención ambulatoria y puntualmente de internamiento.
“Actualmente, son atendidos de inicio en Salud Infanto-Juvenil, pero luego los derivan a las Unidades de Conductas Adictivas (UCA), donde conviven con pacientes que no tienen sus mismas necesidades y que, a lo mejor, llevan 20 años consumiendo, por lo que ese consumo ya está cronificado y necesita una atención distinta a la de los jóvenes. Es necesario crear este recurso específico”, argumentó Yolanda Vida.
Crisis y alcohol
En otro orden de cosas, la responsable de programas de la Fundación provincial contra las Toxicomanías aseguró que con la crisis sí han detectado un aumento en el consumo de sustancias, principalmente de alcohol y entre los trabajadores de un sector como la construcción, que ha sido el más afectado por el crecimiento del desempleo.
“La crisis ha llevado no sólo a consumos nuevos, sino también a recaídas en personas que ya llevaban tiempo sin consumir ninguna sustancia”, concluyó Vida.