Aníbal B.C./ Fontanarejo
Cuenta la tía Isabel, a sus ochenta años, que los viejos del pueblo le contaban cómo una vez la pareja de la Guardia Civil acudió a Fontanarejo espantada pensando que el pueblo estaba ardiendo. En realidad lo que ardía eran cientos de haces de romero apilados en las calles que situados delante de cada una de las puertas de las casas, quemaban todos los vecinos a la vez para celebrar San Felipe y Santiago, los patrones del municipio.
Isabel Jiménez Alcaide, la ‘churrera de Fontanarejo’, conocida así porque ejerció durante muchos años esta profesión, dice que esta es una de las hipótesis del origen de esta singular tradición que reviven cada año los algo más de trescientos habitantes de este municipio de la comarca de los Montes.
Otras fuentes orales remontan el inicio de este rito a la Edad Media. Según la ilustre octogenaria también se cree pudo surgir cuando los vecinos quisieron hacer frente a una epidemia de peste que afectó al pueblo durante la Edad Media. Fue entonces, cuando todos ellos decidieron quemar haces de romero en sus casas para aprovechar el conocido efecto purificador que tiene esta planta, que crece en el corazón de las sierras de los Montes de Toledo, junto al parque nacional de Cabañeros. El humo del romero actuó como desinfectante de las viviendas que ocupaban sus moradores, y así se logró vencer una epidemia que estaba provocando muchos muertos por todos los lugares.
La tradición oral recuerda, y aún son muchos los que los siguen poniendo en práctica, cómo se abrían las puertas de la casa para que el humo entrara en ellas impregnando de olor purificador sus paredes.
La tía Isabel explicó que humo, por unos momentos, cubre todo el pueblo y que por sus calles, es imposible caminar porque prácticamente no se ve nada mientras arde el romero.
Este año, como cada 30 de abril, al atardecer, la imagen relatada por la octogenaria se volvió a repetir.
Anselmo Martín y Juanma Martín, miembros de la Asociación Amigos de Las Luminarias de Fontanarejo, un colectivo de personas que en los últimos años vienen trabajando por divulgar esta fiesta, explicaron como esta tradición cada año va a más.
“Después de superar un bajón por el éxodo demográfico que experimentó el pueblo, la tradición se ha afianzado”, comentaron.
Ambos, coincidieron en señalar que uno de los motivos principales que hace singular esta tradición en Castilla-La Mancha, es que “esta fiesta no la ha podido manejar nadie, ni el poder político, ni el poder eclesiástico, nació del pueblo y es el pueblo quien la mantiene”.
Las ‘luminarias’ fueron ayer el preludio de la celebración de San Felipe y Santiago, los patrones del municipio, a los que hoy el primero de mayo se les honra en romería.