J. Y. / Ciudad Real
Así se recoge en el último informe de Papeles de Economía, editado por la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas) sobre el impacto de los fondos europeos (200-2006) en las regiones y sobre la convergencia autonómica.
El informe de Funcas concluye que la evolución de la economía de la comunidad ha retrocedido en los últimos años por “un excesivo peso relativo” del sector de la construcción, que ha provocado una debilidad estructural y “ha redundado en pérdidas de empleo considerables”.
No obstante, estas sombras se contraponen a las luces que significó que Castilla-La Mancha tuviera un crecimiento real superior al de la economía española, a pesar de que el aumento de la población hiciera “que perdiera puestos en el ranking nacional”.
Otro elemento que destaca el apartado sobre la comunidad, que firman Enrique Viaña y Dionisio Ramírez (profesores de la UCLM), es que los fondos estructurales procedentes de la Unión Europea entre los años 2000 y 2006 tuvieron una respuesta positiva en el reforzamiento de las infraestructuras que vertebran la región, si bien “se ha prestado menos atención “al capital humano”, una circunstancia que enciende ciertas alarmas porque puede repercutir negativamente en el crecimiento económico, teniendo en cuenta sus niveles educativos, “que continúan siendo excepcionalmente bajos”.
Sobre el cambio estructural, el estudio de Funcas indica que lejos de converger con la economía española en términos de PIB, “se ha distanciado sin haber reducido la diferencia”.
Por encima de la media
Sobre su tejido sectorial, apunta que entre 2000 y 2007, Castilla-La Mancha creció en términos reales por encima de la media española, un desarrollo encabezado de forma comparativa por la industria, los servicios y, sobre todo, por la construcción.
En el primer caso, alcanzó tasas “máximas cotas” por encima del índice de España, aunque retrocedió, mientras que los servicios se vieron lastrados “por la hipertrofia de la construcción”.
Empleo
Respecto al empleo, en dicho periodo se registraron cuantías altas de asalariados, “por encima del registro nacional”, si bien “el aumento del empleo no asalariado es apenas perceptible”. Este hecho es motivo de preocupación, según el estudio, dado que el autoempleo y la proyección emprendedora son indicadores del crecimiento y la riqueza económicas.
En este contexto, recoge que la esca capacidad de creación de nuevas empresas en la región contrasta con “el dinamismo” cifrado en un 8% de aumento de proyectos emprendedores en España.
De todas maneras, el estudio se fija en la subida en la creación de empresas de la construcción y lo relaciona con la caída sostenida de la agricultura en favor de la construcción, y que ha provocado “un proceso de rápida urbanización”.
Asimismo, relaciona esta realidad con los índices educativos y, “parece claro que las vocaciones profesionales por el sector de la construcción deben proliferar con mayor intensidad en una sociedad con bajo nivel educativo de promedio”.
Analiza, en otro apartado, el impacto de la crisis en el tejido empresarial, y manifiesta que la pérdida en este sector “es considerablemente superior al resto”, pues una de cada seis empresas castellano-manchegas de la construcción ha desaparecido.
Y aunque destaca el cierre por encima de la media estatal de empresas en todos los sectores, las microempresas “están aguantando mejor los efectos de la crisis”.