En la primera sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Ciudad Real contra dos primos, R.G.R. y J.R.T, por atropellar a tres amigos con los que habían discutido previamente en la terraza de un bar de Tomelloso, ambos han negado los hechos, se han mostrado como las víctimas y han justificado el atropello en que iban borrachos.
Así lo ha manifestado a preguntas del fiscal el primero de los acusados en testificar, J.R.T., para quién solicitan las acusaciones 24 años de cárcel por atropello y lesiones, quién ha indicado que no recordaba casi nada si bien ha negado que se bajará del coche con una llave mecánica para agredir a una de las víctimas, que se cagara en sus muertos o que él o su primo amenazaran con volver para ajustar cuentas.
Por el contrario, ha dicho, las víctimas se negaron a ayudarles cuando intentaron arrancar su Alfa Romeo y, cuando lo consiguieron, dice que se bajaron del coche a pedirles explicaciones porque les habían tirado un taburete contra el coche.
Se fueron a seguir bebiendo antes de atropellar
En ese momento, siempre según la versión de J.R.T. -luego corroborada por su primo que era quien conducía- una de las víctimas le habría dado una patada en el pecho que lo tiró al suelo, donde también vio a su primo, por lo que se subieron al coche y se fueron a otro bar cercano a seguir bebiendo botellines.
Cuando regresaban a su casa, y sin intención de atropellar a nadie, fue cuando atropellaron a los tres jóvenes, lanzando a uno de ellos a más de cinco metros de distancia.
Por su parte el otro acusado, que ha repetido la versión de su primo, tampoco recordaba apenas nada salvo que en el momento del atropello conducía con lasluces encendidas, despacio y que no se saltaron ninguna norma de circulación.
“¿Dice que no se acuerda de nada porque iba borracho pero sí de que circulaba a la velocidad adecuada y que no se salto ninguna dirección prohibida o semáforo en rojo?” ha preguntado sorprendido el fiscal a R.G.R., quién ha respondido con un “sí”, al tiempo que ha indicado que no vio los tres impactos en el parabrisas de su Alfa Romeo ni que lo tapara esa noche con una manta, se ha mantenido firme al señalar que nunca amenazaron a las víctimas.
Tras negar que su primo se bajase del coche con una llave mecánica como sí había dicho en una declaración anterior, ha agregado que notó un impacto que le hizo parar pero que se asustó al ver a la gente ir hacia él y que luego no fue a la policía por miedo ya que “porque había bebido y elcoche no tenía ITV ni seguro”.
“Me cagüen en vuestros muertos”
Una versión totalmente contraria a la que han expuesto dos de las víctimas y los tres testigos que han declarado este martes que, si bien en la sesión de este martes han dicho no recordar nada de aquel día porque hacía mucho tiempo, sí han ratificado sus declaraciones en sede judicial y ante la policía sobre la alta velocidad del vehículo de los acusados y que fue directo hacia las víctimas, además de que escaparon saltándose semáforos y direcciones prohibidas.
La primera víctima en testificar ha sido G.B., quien les dijo que no podía empujar el coche porque una lesión en la rodilla le impedía hacer esfuerzos al igual que otro de sus amigos dijo tener un esguince, por lo que los acusados les habrían dicho “me cagüen vuestros muertos” para, una vez arrancado el coche, acercarse a ellos “con una llave metálica con la que intentó darme en la cabeza pero la esquivé y me dejó la marca en el hombro”.
La víctima, que ha reconocido a las defensas ser campeón de kick boxing pero que no les dio ninguna parada a los acusados “porque el resultado habría sido distinto”, ha indicado que transcurrido un breve espacio de tiempo se giró porque oyó un coche revolucionado acercarse y vio las luces directos hacia ellos, pero no pudo esquivarlo porque salió despedido.
Zona vital
Lo mismo le ocurrió a M.C.B., que ejerce la acusación particular porque fue quien se llevó la peor parte al salir volando más de cinco metros, lo que le provocó rotura de costillas y del esternón. “El cirujano me dijo que había tenido mucha suerte porque las costillas rotas estaban en una zona vital y podrían haberse clavado en el pulmón o seccionado la aorta”.
En este caso ha manifestado que él no recuerda nada del accidente en sí porque estaba de espaldas, “tan sólo estar dando volteretas, no saber si estaba bocarriba o bocabajo, y que había un trozo de madera junto a mi todos los metros que fui rodando”
Los testigos no recuerdan casi nada
El resto de testigos que han declarado en la primera sesión del juicio que continúa este miércoles, han señalado a la mayoría de las preguntas que no recordaban nada si bien han ratificado declaraciones anteriores, como otro de los amigos que estaba con las víctimas que dijo hace casi tres años que vio venir al vehículo a gran velocidad directo a ellos.
Después de que la presidenta del Tribunal pidiera tranquilidad a los testigos en varias ocasiones ante su más que visible nerviosismo, uno conductor que se encontró a los acusados huyendo por dirección contraria ha dicho que ni recordaba el modelo del coche, pese a que 22 de julio dijo en el juzgado que era un Alfa Romeo.
Otro testigo al que los acusados adelantaron antes del atropello, también ha dicho no recordar nada pero ha dicho que el 27 de julio testificó la verdad cuando, según la declaración a la que ha dado lectura el fiscal dijo que se fue directo a atropellar a unos que estaban en la terraza y que siguió “a 60 o 70 kilómetros y ellos iban más rápido” al Alfa Romeo hasta que se metió por dirección contraria y se saltó un semáforo.
El último testigo del día ha sido el propietario del bar donde ocurrieron los hechos que, si bien ha dicho que tampoco recordaba nada, ha indicado que lo que declaró ante el juez de que el Alfa Romeo de los acusados iba a gran velocidad hacia las víctimas fue “porque lo escuché a la gente”.
Petición de penas
Hay que recordar que el fiscal y la acusación particular solicitan 24 años de cárcel para J.R.T. por tres delitos de tentativa de homicidio y 25 y medio para R.G.R por atribuirle también el de conducción temeraria, mientras que las defensas de los acusados piden la absolución y, subsidiariamente, un delito por lesiones imprudentes.