Con copas de anís o mistela, una taza de café y rosquillos y flores preparadas la tarde previa, recibieron ayer los valverdeños a los visitantes que acudieron al IV Encuentro Vecinal en el que se llevó a cabo una tradicional matanza que conllevó un continuo trajín de labores de despiece y preparación de la carne, e incluyó un reconfortante almuerzo de patatas rehogadas y la degustación, a la hora de comer, de migas y gachas.
La charanga ‘Gachas a Deshora’ se encargó de amenizar una jornada de convivencia en la que grandes y mayores colaboraron en la preparación de los platos, así como de los embutidos que hoy se venderán y, que año tras año, se agotan. El propio presidente de la Asociación de Vecinos, Fernando Casas, lleva dos años sin catarlos ya que se descuidó y cuando acudió a comprarlos ya no quedaban. Además de al cariño con el que trabajan todos los que participan en la matanza, le echa la culpa a María Concepción ‘Chon’ Leal, de 76 años, quien se encarga de dirigir la elaboración de unos auténticos embutidos caseros que están “de escándalo”. Mientras separaba la carne destinada a los chorizos, las morcillas y los patateros, Leal destacó que en estos encuentros se acuerda junto a sus compañeras de “nuestra infancia”, en la que como no había tanto para comer “cuando había una matanza nos juntábamos siete u ocho familias. Estábamos deseandito de ir a la matanza”, que era, pese a que “trabajábamos mucho, un día grande”.
Sobre el éxito de los embutidos resultantes de esta matanza que hace que siempre “todo venga corto”, Leal comenta que “lo hacemos como nuestras madres lo hacían antiguamente, así que nos tiene que salir bueno por fuerza”.
Chascarrillos, canciones y refranes no faltaron a lo largo de la mañana en la que se preparó la carne de dos ejemplares hembra de cerdo, de entre 240 y 250 kilos cada uno. La matanza comenzó el viernes por la tarde con Paco Aceña de matarife. El sereno enfrió la carne y, una vez limpias las tripas, troceada y separada en la artesa la carne, y cocidas las cebollas y patatas, se elaboraron los embutidos en un ambiente festivo y caldeado por la chimenea del local de la Asociación en el que se convidó a chocolatada y dulces valverdeños.
Hasta los andares
“Abre un puerco y verás tu cuerpo”, citó María Galán, vicepresidente de la Asociación, en relación con las distintas partes de un animal del que se dice que “hasta los andares tiene bueno”. Todo se aprovecha de este animal. La carne de la cabeza, por ejemplo, se emplea para hacer con cebolleta siempreviva morcillas extremeñas, y la oreja y el rabo van directas a las judías que se comerán hoy, a las 13 horas, mientras que a las 19 horas se procederá a la venta de los embutidos preparados. Unas 200 personas -que el pasado año, aparte de Valverde, procedían de Ciudad Real, Manzanares, Poblete, Alcolea, Porzuna y Puertollano- se prevé que acudan hoy al encuentro, calculó el presidente de la Asociación de Vecinos, a la que pertenecen unos 140 valverdeños.
Casas, que indicó que los valverdeños son “participativos” y recordó sobre las necesidades del pueblo el colegio y cubrir al menos una pista deportiva, resaltó que antes las matanzas se hacían en una casa sí y otra no, por no decir en todas, y con la recuperación de esta tradición se busca un encuentro vecinal en el que todos echen una mano y compartan una jornada festiva, aparte de que los jóvenes aprendan de los mayores las tareas de preparar carnes, platos y dulces.