Figuras antropomorfas que representan la simbiosis del hombre con el animal y que indagan en la propia animalidad innata al ser humano protagonizan una exposición de escultura que propone reflexionar sobre sentimientos, experiencias y conductas. El artista manzanareño Alfonso Galván presenta en la Biblioteca Municipal Lope de Vega de Manzanares ‘Animales urbanos’, una colección de dieciséis piezas elaboradas con papel encolado y barro cocido, unas estilizadas y muy expresivas, y otras con una composición en bloque, que no pasan por alto “el animal que llevamos dentro” al margen de la racionalidad humana. “¿Cuánto de animal tenemos cada uno y dónde empieza la parte animal y acaba la parte humana?”, pregunta el autor.
En la línea de obras anteriores, Alfonso Galván presenta figuras antropomorfas, muy estilizadas, elaboradas con papel encolado a partir de una estructura de metal, y con cabeza y extremidades de pasta dura. La diferencia entre piezas la marcan las obras elaboradas en barro cocido, con formas más voluminosas, en bloque, y que suponen otra vuelta de tuerca a la muestra de “inquietudes” que realiza este manzanareño, que confiesa que la escultura es la forma de expresarse, al igual que otras personas utilizan la literatura o la poesía. Además, cada una de las obras, fruto de dos años de trabajo, están policromadas, “con acrílicos, pigmentos naturales y óleo”, como la figura que tiene pan de oro.
Aunque confiesa que cada obra está sujeta a una interpretación personal, Alfonso Galván habla de ‘El graznido’, que representa la figura de “un hombre actual, urbano, agresivo, que habla por el móvil”, que evoca a una especie de ejecutivo, con traje de chaqueta en color oscuro y un maletín. Su cabeza es la de un cuervo o una gaviota, según explica el autor, “que está piando, graznando”, como una representación de su lucha interior, de la agresividad propia de su forma de vida, que llega a confundir la parte humana con el instinto animal.
Al lado está ‘El lamento’, una de las figuras más sobrecogedoras e inspiradoras de la exposición, en palabras de Galván, “la representación humana del dolor”, con una cabeza de un lobo que aúlla, como manifestación del “grito”, como fórmula de pedir ayuda. En un lugar central de la colección surge el conjunto escultórico formado por una persona doliente, un reo que recuerda a Jesucristo, rodeado por dos figuras dotadas de mucha fuerza y que presentan rasgos animales, en representación de unos demonios “interiores o exteriores”.
Encantado con el resultado de la exposición, “que ha gustado muchísimo”, Alfonso Galván destaca que cada obra “es como un parto”, porque “cuando das a luz, quieres que la gente lo vea”, y por eso agradece el apoyo que ha tenido de la ciudadanía, desde el día de la inauguración, cuando los vecinos abarrotaron la sala de exposiciones de la Biblioteca Lope de Vega. ‘Animales urbanos’ no es la primera muestra en solitario que hace este artista autodidacta que descubrió la escultura hace seis años, pero el interés que ha suscitado es indudable, como demuestra que en tan sólo quince días ha conseguido colocar tres piezas y todo ello a pesar de que “hoy en día no se vende nada”.
Galván anima a acudir a la exposición, porque “la cultura abre la mente
Tras agradecer el apoyo de la Biblioteca y de la Concejalía de Cultura, que dirige Silvia Cebrián, el autor recomienda la visita a su exposición, que permanecerá hasta el 6 de mayo, pues “el arte se tiene que ver”. Además, admite que contemplar una exposición no requiere ser un gran entendido en la materia, ya que lo importante es que “una escultura llame la atención, que produzca inquietud, aunque no te guste, porque significa que ha movido algo en ti”.
“La cultura abre la mente”, y por eso Alfonso Galván anima a participar en la amplia programación de la ciudad, al mismo tiempo que avanza que todavía no tiene decidida la línea artística que marcará sus próximas obras, pero que le gustaría trabajar con el barro, desde una perspectiva “más abstracta y conceptual”.