La larga y fuerte ovación que recibió tras concluir su lectura, fue señal inequívoca de lo mucho que agradó al numeroso público. Maldonado hizo un recorrido por todos los momentos de la Pasión, tal y como se viven en la Semana Santa de Tomelloso. El pregón estuvo acompañado de la soberbia actuación de la Coral del Conservatorio de Música que dirige Marieli Blanco. Estuvo presente la alcaldesa de Tomelloso, Inmaculada Jiménez; el senador, Carlos Cotillas y concejales del PSOE, Partido Popular y Ciudadanos.
Maldonado expresó el gran cariño que siente por Tomelloso, “una ciudad que me trae recuerdos de infancia y por el que siento una querencia especial. Unir Tomelloso, con una de mis pasiones, pues soy cofrade desde que nací, es el mejor regalo que podían hacerme”. El hombre está tan ligado a hermandades y que ha representado varios cargos públicos describió magistralmente el ambiente que se vive en los días previos a la celebración de la Semana Santa. “La liturgia de la Palabra nos anuncia que la semana, a la que llamamos Santa, está cada vez mas cerca. Las calles de Tomelloso se transformarán en las de la antigua Jerusalén para ser testigos del mayor milagro de la historia, la Redención, la Salvación con mayúsculas, el sacrificio más grande que uno pueda imaginar”.
Luis Maldonado confesó ser un admirador de la manera en que Tomelloso vive los Misterios Pascuales.“Vista desde fuera, la Semana Santa de Tomelloso está cargada de sentido teológico y de sentimiento religioso, -dijo-, una de las celebraciones más hondas que he podido conocer. Al igual que los Apóstoles, las cofradías son doce, doce antorchas que iluminan los cielos en estas noches de primavera, doce formas de recoger los Evangelios en sus Sagradas Imágenes para gritar a los cuatro vientos que Cristo sufrió y murió por todos nosotros”. Maldonado las nombró a todas y se quedó con algunas de las palabras que componen sus nombres: perdón, esperanza, dolor, pobreza, piedad, silencio, calvario “que encierran los sentimientos más profundos del alma humana. Grande, muy grande en su sencillez la Semana Santa de Tomelloso”.
“La sangre de Cristo es el vino de esta tierra”, manifestó Maldonado que confesó sentirse conmovido especialmente por una imagen, la del Cristo de Medinaceli, “con las manos atadas, preso como un delincuente, arrastrado como un malhechor. ¡Qué lección tan profunda cuando vemos pasar a Jesús maniatado ante nosotros y detrás, siempre detrás , como si no quiera perderse ni uno solo de sus sufrimientos va su madre, ¡cómo no se va a llamar del Mayor Dolor! No la podemos olvidar estos días. Tenemos la obligación de acompañarla, de regalarle nuestro cariño y nuestra oración”.
Así ha llegado al Viernes Santo, “día de desolación, todo es soledad, vacío, Dios no está. No hay mayor sensación de desamparo. Tomelloso vive en primera persona el Camino del Calvario. Las cofradías de esta ciudad nos ofrecen una catequesis muy difícil de igualar. Por nosotros ese sacrificio en la Cruz, esa entrega a la vida. Él solo frente a la muerte. No caben las palabras, solo el silencio”. Maldonado ha llegado al sobrecogedor Santo Entierro y a la Procesión del Silencio en la madrugada del Sábado Santo, “donde Tomelloso da una lección de simbolismo, de cómo se hacen las cosas. Las calles se empiezan a llenar de un río de túnicas negras, de penitentes mudos. No hay música, no hay luces, ni siquiera imágenes, solo una solitaria cruz, acompaña a los cofrades. Solo el ruido de las cadenas pone el contrapunto sonoro, cadenas que son murmullos de plegarias, oscuridad, duelo, dolor, silencio, ¿se puede decir más con menos?”.
El tono de lectura de Maldonado cambió al final cuando empezó a hablar del “primer resplandor del domingo. Una vez más Tomelloso nos vuelve a sorprender. Será el primer lugar en que se haga la luz. Al filo de la medianoche Cristo resucitado se hace siempre. Donde había tinieblas, ahora hay claridad, donde había muerte ahora hay vida, la tristeza se cambia por júbilo, donde había luto hay fiesta. Cristo vive”. En un último ejercicio de admiración de cómo se vive la Pasión en Tomelloso nombró a la Virgen de las Viñas que “vuelve a sonreir, de nuevo tiene a su hijo entre los brazos. ¡Vamos, Tomelloso, vamos juntos!”. Larga ovación para un gran pregón. Andrés Díaz, presidente de la Junta de Cofradías, le hizo entrega de un cuadro conmemorativo que agradeció mucho. Después, las maravillosas voces de la Coral pondrían el broche a un magnífico acto.