En “Lugares”, el artista cuenta su visión personal de las cosas, nos confiesa que siempre le ha gustado ver un objeto o un lugar y mirarlo de tal modo que Castellanos lo descontextualiza.
La relación de Rubén con Tomelloso viene a través de la Escuela de Arte Antonio López. Antes, en Valdepeñas, durante la época del instituto ya le empezó a interesar la fotografía. Entonces tenía una cámara más bien mala, nos decía, una digital de su padre. En Tomelloso hizo Diseño de Productos a la vez que progresaba en la calidad de las cámaras que iba teniendo.
Cuando sale armado de su cámara le gusta hacer todas las fotos posibles “jugar”. Con el tiempo ha ido dejando de lado la edición digital de las fotos, “me gusta que sean lo más originales posible”. Los motivos de sus instantáneas surgen solos, el artista interactúa, “juega” con cualquier objeto cotidiano y de mucho probar, logra algo que, a su juicio, merece la pena. En ese sentido asegura que le gusta mucho como lo plantea Cartier Bresson, que siempre iba con la cámara haciendo fotos. Y es que “la foto improvisada es lo que más me gusta”, reitera.
Rubén Castellanos ya expuso en la Posada de los Portales de Tomelloso, en Montiel, en Torre de Juan Abad, Terrinches, Infantes y Villahermosa, entre otros lugares. A pesar de ese bagaje, Rubén, humildemente se considera un fotógrafo amateur, que encuentra el arte en los objetos cotidianos.