La existencia de un desfibrilador en las instalaciones de la empresa tomellosera Industrias Metálicas Anro permitió ayer hacer frente en solo unos y vitales minutos a una grave crisis cardiaca que ha sufrido un empleado del área comercial de esta empresa cuando se encontraba en su puesto de trabajo. El empleado, de 46 años, fue evacuado de urgencia en una ambulancia del Sescam desde la empresa, situada en la autovía de Villarrobledo, hasta el Hospital General Universitario de Ciudad Real, donde se encuentra ingresado y, al parecer, fuera de peligro.
El suceso, que tuvo lugar sobre las 10 horas del lunes, ha demostrado la conveniencia de que en todos los centros de trabajo y especialmente en las empresas, haya instalados desfibriladores y trabajadores que los sepan manejar, aunque su funcionamiento en muy sencillo.
En este caso, además se ha dado la casualidad de que precisamente la semana pasada el equipo de Anro encargado del desfibrilador había realizado su actualización periódica y hasta cuatro empleados: Javier Romero y Javier Alvarez, M. Carmen Muñoz y David Lorenzo, pudieron atender a su compañero desplomado para recuperarlo de lo que parecía una parada cardiorrespiratoria.
Anro está certificada como Espacio Cardioprotegido desde el año 2009, aunque ha sido esta la primera vez que ha sido utilizado en una grave crisis real. En ese año, esta empresa tomellosera adquirió un DESA, dispositivo que administra una descarga eléctrica al corazón, a través de la pared torácica, ya que sus sensores hacen un análisis del corazón, monitorizan el ritmo cardíaco y, cuando lo requiere, liberan un choque eléctrico. Un desfibrilador puede restaurar el ritmo cardiaco normal a un paciente de ataque cardiaco o de muerte súbita.